«Sostiene Jehová a todos los que caen, y levanta a todos los oprimidos. Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su tiempo. Abres tu mano, y colmas de bendición a todo ser viviente. Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras. Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras.»
(Salmos 145:14-18)
Uno de los aspectos más asombrosos de Dios, es que Él siempre perdona. En realidad cumple la descripción de 1 Corintios 13, la cual nos enseña que el amor: “No es sensible, no es irritable o resentido; no toma en cuenta el mal que le han hecho [no pone atención a algún padecimiento]” (versículo 5, AMP). Debido a eso, Dios perdona todo el tiempo. La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado, y Su misericordia no se detiene cuando nos volvemos hacia Él, en el nombre de Jesús.
Quizá usted podría decir: “Pero yo he fallado muchas veces, le he dado demasiados problemas a Dios, de seguro ya se dio por vencido conmigo”.
No, Él no lo ha hecho. Sé que no lo ha hecho, pues: “El amor todo lo soporta, siempre cree lo mejor de cada persona, su esperanza no mengua bajo ninguna circunstancia, todo lo tolera [sin debilitarse]. El amor nunca falla” (versículos 7-8, AMP). Usted y yo podemos examinar nuestra vida, y creer que no hay esperanza para nosotros. Quizá hasta pensemos que nunca llegaremos a lograr nada. Pero la esperanza de Dios hacia nosotros nunca se acaba. ¡Él no se rinde con nosotros!
Al contrario, Él declara: “De ninguna forma te abandonaré ni te dejaré sin mi apoyo. [No] lo haré, [no] lo haré, [no] te dejaré de ninguna manera, no te dejaría desamparado [ni] te dejaré solo ¡(relájate, Yo soy quien te sostengo)! [con toda certeza no te dejaré]” (Hebreos 13:5, AMP).
Cuando ignoramos o desobedecemos a Dios, no podemos recibir la ayuda que necesitamos de Él. En esos momentos, quizá parezca que nos ha abandonado, pero es nuestra culpa, no la de Él. Nuestro Padre no nos olvidó, ¡nosotros nos olvidamos de Él!
Sin embargo, aunque lo hayamos hecho, si regresamos a Dios, lo encontraremos en el mismo lugar donde lo dejamos, esperándonos para amarnos y hacernos el bien.
Por supuesto, el diablo tratará de evitar que nos volvamos hacia Dios. Una de las cosas más importantes que debemos conocer del diablo, es que ¡él no puede decir la verdad! Tratará de desalentarnos, cuando hayamos caído en desobediencia; y nos dirá que no somos dignos de recibir el amor de Dios nunca más. Pero no le crea, en lugar de eso, recuerde que la Biblia enseña que si usted clama al SEÑOR, le ayudará a entrar en una perfecta comunión con Él. La cual garantiza que ya no se separará de Él, a menos que usted lo quiera. A causa de que Dios es amor, siempre estará allí para usted.