«Por tanto, debido a que [como Sus] hijos somos de carne y hueso (cuerpo humano). Él adoptó la forma humana para que por medio de Su muerte se anulara el poder de aquel que tenía el dominio sobre la muerte —es decir, Satanás— y liberar de una buena vez, a todos aquellos que debido al temor a la muerte; eran esclavos durante toda su vida.»
(Hebreos 2:14-15, AMP)
Al comprender cuánto Dios lo ama y todo lo que Él ha hecho por usted, no le volverá a sentir miedo, ni del diablo ni de su basura nunca más. No tendrá que preocuparse por las enfermedades ni por la escasez. No tendrá temor, si algún día inesperado, el enemigo toca el timbre de su casa, con algún tipo de problema que usted no pueda manejar.
Su confianza en el amor y en el poder de Dios, que habita en su interior, echará fuera todo tipo de temor.
Observe que dije: echará fuera el temor… no que lo cubriría. Cuando en realidad permita que la revelación del misericordioso amor de Dios hacia usted llegue a su corazón, no tendrá que aparentar no sentir miedo. Tampoco lo reprimirá, a tal punto que en lugar de pensar en el temor durante el día, tendrá pesadillas con éste durante la noche. ¡No, usted sólo tiene que resistirlo y él huirá de su presencia!
Quizá usted exprese: “Ahora bien, no sé si tengo el poder suficiente para hacerlo”.
¿Ya nació de nuevo? ¿Tiene al Gran Yo Soy en su interior? Si la respuesta es sí, entonces usted posee el poder suficiente, porque: «…mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo» (1 Juan 4:4).
No es difícil tener confianza cuando usted sabe que es mayor que su adversario. No se requiere de una gran valentía para oponerse a alguien que es más débil que usted. Por ejemplo, cuando es Halloween, y un niño de 4 años llega a su puerta vestido con un traje espeluznante, y le apunta con una pistola de plástico; ¿siente usted que debe vencer alguna clase de temor? ¿Se muere de miedo? ¿Llama al 911, y expresa: “¡Envíen ayuda, hay un monstruo en mi puerta!?”.
Por supuesto que no. No hay ninguna razón para sentir miedo. Después de todo, ese niño es más pequeño y más débil que usted. Si él le causa algún problema, usted puede tomarlo y sacarlo de su propiedad.
Usted puede adoptar esa misma actitud con el enemigo, pues él está derrotado. Jesús lo destruyó y le quitó todo el poder; a fin de que no tuviéramos que temerle ¡nunca más!
De hecho, el diablo lo sabe. Y sólo está ilusionado con la esperanza de que usted no lo sepa. Por tanto, quítele la ilusión al resistirlo. Y él huirá, pues aunque usted no lo sepa; él que tiene miedo…¡de usted! es él.