Sin lugar a dudas, ser padre de familia no siempre es fácil. Pues quizá en algunas ocasiones sientas que has fallado. Sin embargo, recuerda lo que dice en Jeremías 31:16-17:
«Pero ahora esto dice el SEÑOR: «No llores más, porque te recompensaré —dice el SEÑOR—. Tus hijos volverán a ti desde la tierra lejana del enemigo. Hay esperanza para tu futuro —dice el SEÑOR—. Tus hijos volverán a su propia tierra». (NTV)
Esta palabra de ánimo, también es un llamado a accionar. El Señor dice: «No llores más…». Tal vez es hora de dejar de llorar por tu hijo, y comenzar a creerle a la Palabra. Pues es lo único que los traerá de regreso a los caminos de Dios.
En 2 Pedro 2:9, leemos que Dios sabe cómo liberar a una persona. Él sabe cómo obrará, sólo debes darle la oportunidad. No importa en dónde se encuentren tus hijos —pueden estar en la habitación, o a mil kilómetros de distancia—. No tienes que estar en frente de ellos para tomar autoridad sobre Satanás. Has la siguiente oración creyéndole a Dios:
Padre, Tu Palabra es verdad y yo creo en ella. Por tanto, en el nombre de Jesús creo en mi corazón, y confieso con mi boca que la Palabra de Dios prevalecerá sobre mis hijos. Tu Palabra enseña que derramarás Tu Espíritu sobre mis hijos, y Tu bendición sobre mis descendientes. Creo y declaro que mis hijos son sabios, obedientes y que son el fruto de instrucciones y correcciones divinas. Amo a mis hijos y los disciplinaré con diligencia en una temprana edad. Y gracias a eso, ellos me darán gozo y descanso.
Padre, tomo Tu Palabra, la cual dice que les darás seguridad a mis hijos y los bendecirás día tras día. Ellos son bendecidos cada vez que entran y salen de algún lugar. Señor, confieso que le darás a Tus ángeles una misión especial para que los acompañen, defiendan y protejan. Creo que hallarán gracia, favor y buena opinión ante Tus ojos y ante los demás.
Confieso que mis hijos son discípulos enseñados por el Señor y obedientes a Tu voluntad. Grande es su paz, y tienen dominio propio. Creo que recibo sabiduría y consejos para ayudar a mis hijos en la disciplina e instrucción del Señor. Y Tu Palabra declara que cuando ellos crezcan, no se apartarán de ella. Así que los comprometo ante Ti, pues sé y tengo la plena confianza que están siendo cuidados y bendecidos por el Señor todos los días de su vida, en el nombre de Jesús.
Referencias bíblicas de oración: Marcos 11:23; Isaías 44:3; Proverbios 13:1, 24, 29:17; Isaías 49:25; Deuteronomio 28:6; Salmos 91:11-12; Proverbios 3:4; Isaías 54:13; Proverbios 2:6; Efesios 6:4; Proverbios 22:6.