“¡Señor, ayúdame con mis finanzas!”.
Si perteneces al 40% de las familias americanas que gastan más dinero del que ganan, es muy probable que hayas dicho esas palabras.i Sin embargo, esas familias no están solas. Considera lo siguiente:
- El promedio de hogares británicos tiene una deuda de £5,978.ii
- Más de 8 millones de hogares africanos luchan para poder hacer sus pagos mensuales para sus deudas.iii
- Por cada $1 que los hogares canadienses ganan, deben $1.65.iv
Esas estadísticas son impactantes; sin embargo, aún existe una salida. Puedes tener una vida sin deudas. Comienza poniendo en práctica estos pasos para vivir sin deudas. Y el Señor te ayudará en tus finanzas en cuanto pongas en acción tu fe.
Leamos Romanos 13:8: «No tengan deudas con nadie, aparte de la deuda de amarse unos a otros…». Toma la decisión de no endeudarte para comprar cualquier cosa. Corta las tarjetas de crédito, y destruye todas las aplicaciones de préstamos. Ordena tu reporte de crédito gratisv y cancela cualquier tarjeta de crédito, siempre y cuando ésta esté vacía.
En Romanos 10:17 dice: «Así que la fe proviene del oír, y el oír proviene de la palabra de Dios». Aviva tu fe al estudiar la Palabra. Ya no escuches más noticias acerca de catástrofes financieras. No veas los comerciales que te convencen a comprar lo que en realidad no necesitas. Y en lugar de eso, comienza a escuchar enseñanzas de maestros como: Bill Winston y Dave Ramsey, quienes te enseñaran a manejar tu dinero tal y como lo enseña la Biblia.
En Proverbios 29:18, dice: «Cuando no hay visión, el pueblo se desvía». Crea una visión en donde te veas viviendo sin deudas, y haz un plan para poder alcanzar esa visión. Has un presupuesto, y un calendario para pagar tus deudas. Has una lista de todas las deudas en una hoja de cálculos, y apunta desde la deuda más pequeña hasta la más grande y añade la fecha de pago. Existen dos aplicaciones que te ayudaran a hacer lo mismo: Debt Control Freevi y Debt Free.vii.
Ahora, leamos Malaquías 3:10: «Entreguen completos los diezmos en mi tesorería, y habrá alimento en mi templo. Con esto pueden ponerme a prueba: verán si no les abro las ventanas de los cielos y derramo sobre ustedes abundantes bendiciones. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos». Comprométete a dar el 10% de tus ingresos a tu iglesia local o a un ministerio que esté alimentándote. Debes ser dadivoso de manera consistente y darlo con alegría; pues Dios prometió que bendecirá tu esfuerzo (2 Corintios 9:7).
En Gálatas 6:9, dice: «No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no nos desanimamos». Comienza a pagar tus deudas, las cuales crecen como una bola de nieve. Paga cada factura a tiempo, y agrégale más dinero (no importa si la cantidad es pequeña) a tu deuda más pequeña. Una vez que hayas cancelado esa deuda, toma el pago que hacías a esa pequeña deuda y agrégalo a la segunda deuda más pequeña. Y mientras continúes haciendo esto, la cantidad que pagas a esa deuda, crecerá y de esa forma estarás progresando.
En Marcos 11:23 Jesús nos enseñó: «Porque de cierto les digo que cualquiera que diga a este monte: “¡Quítate de ahí y échate en el mar!”, su orden se cumplirá, siempre y cuando no dude en su corazón…». Las deudas son una montaña en tu vida. Comienza a hablarle y a deshacerte de ella. Cada vez que recibas una factura, ponla en alto y confiesa: “Gracias Jesús, ¡pues esta montaña ya está pagada!”.
Dios quiere ayudarte con tus finanzas. ¡Él está de tu lado! Pon estos consejos en práctica y cree que Dios bendecirá tu esfuerzo. Recuerda, ¡Él quiere que estés financieramente libre para que lleves a cabo todo lo que Él te ha llamado a hacer!