Dios no sólo desea que Su pueblo se involucre en el gobierno, sino que en realidad instituyó una forma representativa de gobierno. En Éxodo 18:21, dice: «Sin embargo, elige, de entre todo el pueblo, a algunos hombres con capacidad y honestidad, temerosos de Dios y que odien el soborno. Nómbralos jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas» (NTV).

Los más altos poderes de gobierno son instituidos por Dios, de acuerdo con Romanos 13. Por tanto, ¿cómo podemos estar seguros de que esos altos puestos están siendo ocupados por hombres y mujeres conforme al corazón de Dios? ¡Involucrándonos!

Una forma en la que podemos involucrarnos, es asegurándonos de votar. Quizá no hayas pensado de esa manera acerca de esto, pero cuando votamos, nuestra boleta se convierte en nuestra semilla. Al buscar la dirección del Señor y votando en fe, estamos sembrando para que la voluntad de Dios se cumpla en nuestra nación.