Ahora más que nunca, debemos prestarle atención a las instrucciones de Dios. Debemos aferrarnos a la Palabra de Dios, y no alejarnos de ella —en especial en los tiempos difíciles—. Debemos actuar de la misma forma que actuó el escritor de Salmos 119, quien dijo: «Tu palabra es una lámpara a mis pies; ¡es la luz que ilumina mi camino! Me comprometí, y no me arrepiento: voy a obedecer tus justas sentencias. Gente malvada me ha tendido trampas, pero yo no me he apartado de tus mandamientos. Tengo tu palabra como herencia eterna, porque ellos me alegran el corazón» (versículos 105-106, 110-111).
No es suficiente relajarnos y decir: “Bueno, si es la voluntad de Dios darme la victoria, entonces pienso que me la dará. Si es Su voluntad sanarme, entonces me sanará”.
¡Por supuesto que es Su voluntad! Es más, Él ya te la dio. Por Sus llagas fuiste sanado. Ahora, debes tomar la Palabra de Dios como tu herencia. Debes buscarla valientemente y depositarla en tu corazón y en tu boca. Debes pelear contra todos los incrédulos, y contra todos los problemas que vengan a robar lo que la Palabra dice. Declara lo siguiente: “Ya he tomado la promesa de Dios como mi herencia. Ella es mi futuro, es mi vida. Rechazo estar preocupado por los problemas temporales que este mundo me presente. Pues ellos pasarán, pero la Palabra de Dios jamás pasará. Dios sostiene todas las cosas por la Palabra de Su poder, y ¡esa Palabra se cumplirá en mi vida!”.
Aquí te presento algunos versículos bíblicos para que permanezcas firme y para que edifiques tu fe en los momentos difíciles:
- Isaías 41:10: «No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha».
- Salmos 9:9-10: «Tú, Señor, eres el refugio de los pobres; eres su amparo en momentos de angustia. En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, proteges a los que te buscan».
- Salmos 145:9: «El Señor es bueno con todos, y se compadece de toda su creación».
- Juan 16:33: «Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo».
- Filipenses 4:6-7: «No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias, y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús».
- Filipenses 4:13: «¡todo lo puedo en Cristo que me fortalece».