La Biblia nos enseña en Josué 1:8, que nuestra capacidad para obtener el éxito está basada en el conocimiento, y en el entendimiento de la Palabra de Dios: «Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien».
La responsabilidad de un padre, es enseñarle a su hijo la Palabra de Dios. En Proverbios 22:6, leemos: «Enseña al niño a seguir fielmente su camino…». Al hacer esto, los padres están enseñándoles a sus hijos cómo deben comportarse de manera sabia en todas las áreas de su vida; ya sea en lo secular o espiritual. La Palabra de Dios se encargará de moldear su carácter, formar su discernimiento, y equiparlos para que sepan responder ante cualquier situación que enfrenten.
En segundo lugar, ora con y por tu hijo. Debes orar por aquellas personas que están en autoridad sobre tu hijo. Cuando declaras la Palabra de Dios a favor de tu hijo o de tu hija, estableces la voluntad de Dios en sus vidas. Al hacer una demanda de fe, estás pidiéndole a las circunstancias que los rodean, que se ajusten a los estándares que Dios ha puesto. En Filipenses 4:6, leemos: «No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dos en toda oración y ruego, con acción de gracias».