La presión en el trabajo, los compromisos familiares, los compromisos de la iglesia; todas esas cosas están bien y son buenas. Es más, estas cosas pueden ser hasta ordenadas por Dios. Sin embargo, si estás sintiendo los efectos de muchos compromisos, entonces es hora de relajarte. Jesús no enseñó en Juan 10:10: «…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia». Por tanto, no permitas que el estrés te aleje de tener una vida abundante. Implementa los siguientes cinco pasos, y ¡haz que tu vida avance en la dirección correcta!
Aparta tiempo para estudiar la Palabra
Eso suena muy contraproducente ¿no es cierto? Crees que no tienes suficiente tiempo para hacer todo lo que se encuentra en tu lista de quehaceres. Pero en realidad, la única forma de relajarte, es obteniendo la perspectiva de Dios.
De la misma forma que lo hace la gasolina en un vehículo, la Palabra te alimenta. Sin ella, es probable que avances durante un tiempo, pero eventualmente te quedarás sin gasolina. Y la vida comenzará a sentirse abrumadora. Así que, dedícale tiempo a la Palabra todos los días. Permite que te corrija a medida que medites en ella, y la pongas en práctica como si fuera la verdad —¡porque es la verdad!
Reconoce la obra del enemigo
Siempre surgirán circunstancias improvistas en tu día —una reunión de trabajo de último minuto, algún refrigerio que prometiste llevar (¡pero que se te olvidó llevarlo!) al juego de pequeñas ligas de tu nieto, una secadora de ropa que de repente se descompuso—. Y eso es parte de la vida. Sin embargo, existen otras ocasiones en donde el enemigo te ataca deliberadamente. Pero si le dedicas tiempo a la Palabra, podrás reconocer esos ataques por el tipo de ataques que son. Cuando el diablo te ataque, resístelo y él huirá (Santiago 4:7).
Protege tu mente
Siempre habrá factores que produzcan estrés a tu alrededor. Y con todo ese torbellino de incredulidad que te rodea, debes tomas la decisión de calidad de proteger tu mente y tu corazón (Proverbios 4:20-23). Eso significa que tendrás que apagar la televisión, ponerte en contacto con amigos fuertes en el Señor, y proteger el tiempo de tu estudio de la Biblia.
Relaja tu vida cuidando tu cuerpo físico
Tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20). Si ya no estás haciendo ejercicio porque has estado muy ocupado; entonces ya le abriste una puerta a los ataques. Debes cuidar tu cuerpo meditando en versículos bíblicos de sanidad, comiendo saludablemente, y ejercitándote todos los días.
Termina con los extras
Es probable que si estás batallando contra un constante estrés, es porque existen muchas cosas que quieren llamar tu atención. Sin embargo, debes determinar cuáles son las cosas en tu vida que Dios te ha pedido hacer, y las cosas que tú mismo le has añadido a tu vida. Pídele ayuda a Dios para saber qué te ha pedido que hagas, y haz eso de primero. Todo lo demás, podrás quitarlo de tu agenda.
Jesús murió para que vivas una vida victoriosa. Comprométete a dedicarle tiempo a la Palabra, reconoce los ataques de enemigo, protege tu mente, cuida tu cuerpo, y termina con las cosas extras que requieren tu atención. Y a medida que le pidas ayuda al Señor para saber qué debes hacer cada día, ¡Él te ayudará a relajarte y disfrutar tu vida!