Mi matrimonio es bendecido. Mi cónyuge y yo somos guiados por el Espíritu de Dios. Cada vez que oramos en unidad, nuestras oraciones son poderosas y obtenemos los resultados que deseamos. Hacemos todo esfuerzo para establecer la paz y la armonía en nuestro hogar. Vivimos en común acuerdo y somos una fuerza imparable.
Si por alguna razón nos enojamos el uno con el otro, nos perdonamos de inmediato, para que la contienda no tenga en nuestra relación. No somos egoístas, no somos groseros, orgullosos, presumidos o celosos. Al contrario, somos amorosos, amables, pacientes y anteponemos las necesidades ajenas antes que las nuestras. Confiamos el uno en el otro, y protegemos la santidad de nuestro matrimonio. Dios nos unió para ser uno solo, y no nos separarán.
Referencias bíblicas: Deuteronomio 28:1-14, Romanos 8:14, Mateo 18:19, 1 Pedro 3:7, Marcos 11:25, Romanos 13:13, 1 Corintios 13:4-8, Mateo 19:6.