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¡MADURANDO EN EL!

enero 2019

Apreciado(a) Colaborador(a),

Comencemos hoy leyendo 1 Pedro 1:23: «pues han nacido de nuevo, no de simiente corruptible sino de incorruptible, por medio de la palabra de Dios que vive y permanece.» (RVA-2015).

Me emociono con ese versículo cada vez que lo leo. Sin embargo, la mayoría de los creyentes nunca crecen una vez nacidos de nuevo y, ¡eso es algo muy trágico! El crecimiento espiritual es diferente al crecimiento físico. El crecimiento del cuerpo físico está basado en el ADN natural, pero ese no es el caso del crecimiento espiritual. Mira el capítulo 2, versículo 2: «Busquen, como los niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por medio de ella crezcan y sean salvos».

Nacimos de nuevo por la semilla de la PALABRA, y los bebés necesitan leche. El apóstol Pablo escribió al respecto en 1 Corintios 3:1-2: 

Hermanos, yo no pude hablarles como a personas espirituales sino como a gente carnal, como a niños en Cristo.  Les di a beber leche, pues no eran capaces de asimilar alimento sólido, ni lo son todavía.

En contraste a la necesidad de leche espiritual, leamos lo que Pablo escribió en Hebreos 5:12-14:

Aunque después de tanto tiempo ya debieran ser maestros, todavía es necesario que se les vuelva a enseñar lo más elemental de las palabras de Dios. Esto es tan así que lo que necesitan es leche, y no alimento sólido. Pero todos los que se alimentan de leche son inexpertos en la palabra de justicia, porque son como niños. El alimento sólido es para los que ya han alcanzado la madurez, para los que pueden discernir entre el bien y el mal, y han ejercitado su capacidad de tomar decisiones.

Muchos de ustedes reconocerán ese último pasaje como parte del mandato original de este ministerio ─ Llevar a los creyentes de la leche a la carne de la PALABRA. Esa es parte de la declaración de la misión de KCM.

Una de las declaraciones más asombrosas en el Nuevo Testamento se encuentra en Efesios 4:14-15:

Para que ya no seamos niños fluctuantes, arrastrados para todos lados por todo viento de doctrina, por los engaños de aquellos que emplean con astucia artimañas engañosas, sino para que profesemos la verdad en amor y crezcamos en todo en Cristo, que es la cabeza.

El crecimiento espiritual comienza declarando la PALABRA, la verdad, en el Amor de Dios. TODO EL TIEMPO . Ahora continúa leyendo hasta el versículo 32:

De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

Pero esto quiero decirles en el nombre del Señor, y en esto quiero insistir: no vivan ya como la gente sin Dios, que vive de acuerdo con su mente vacía. Esa gente tiene el entendimiento entenebrecido; por causa de la ignorancia que hay en ellos, y por la dureza de su corazón, viven ajenos de la vida que proviene de Dios. Después de que perdieron toda sensibilidad, se entregaron al libertinaje para cometer con avidez toda clase de impureza. Pero eso no lo aprendieron ustedes de Cristo, si es que en verdad oyeron su mensaje y fueron enseñados por él, de acuerdo con la verdad que está en Jesús.  En cuanto a su pasada manera de vivir, despójense de su vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; renuévense en el espíritu de su mente, y revístanse de la nueva naturaleza, creada en conformidad con Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Por eso cada uno de ustedes debe desechar la mentira y hablar la verdad con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Enójense, pero no pequen; reconcíliense antes de que el sol se ponga, y no den lugar al diablo. El que antes robaba, que no vuelva a robar; al contrario, que trabaje y use sus manos para el bien, a fin de que pueda compartir algo con quien tenga alguna necesidad. No pronuncien ustedes ninguna palabra obscena, sino sólo aquellas que contribuyan a la necesaria edificación y que sean de bendición para los oyentes. No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, con el cual ustedes fueron sellados para el día de la redención. Desechen todo lo que sea amargura, enojo, ira, gritería, calumnias, y todo tipo de maldad. En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo.

Otra aspecto aún menos común es que pocas personas se dan cuenta que el espíritu humano nacido de nuevo puede y debe ser educado y entrenado. Lo leímos en Hebreos 5:14; ahora, mirémoslo en la Biblia Amplificada, Edición Clásica: «Sin embargo, la comida sólida es para los hombres maduros, para aquellos cuyos sentidos y facultades mentales están entrenados a causa de practicar la discriminación y la distinción entre lo que es moralmente bueno y noble y lo que es malo y contrario a las leyes divinas o humanas.” (Traducción Libre).

Existen cinco pasos de entrenamiento básicos para madurar que quiero compartir contigo. Como con cualquier entrenamiento, comienzas con lo más simple y, con la práctica, tu espíritu comienza a crecer.

Paso No. 1: Medita en la PALABRA de Dios. El estudio es esencial, pero también la meditación. Mira Josué 1:8: “Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien.”

Josué conocía la PALABRA. Sin embargo, Dios estaba diciéndole que nunca dijera nada más que no fuera Su PALABRA y que no permitiera que su mente pensara en nada más que en la PALABRA. La Palabra hebrea traducida como meditar significa: “reflexionar, murmurar, hablar o hablar solo”. La última vez que Josué había estado en la tierra prometida, se había encontrado con gigantes. Dios estaba diciéndole: “Mantén tu mente en Mí, no en esos gigantes. ¡ Yo soy el gigante aquí !” Leemos en Isaías 26:3: «Tú guardas en completa paz a quien siempre piensa en ti y pone en ti su confianza.»

Comienza a meditar en los versículos en los que te estás manteniendo firme, y comienza a verte poseyendo aquello por lo que estás creyendo. Practícalo. Habla solo al respecto. Por ejemplo: Imagínate libre de deudas, y declara: “Ahora que estoy libre de deudas, y mi ingreso es mucho más grande, ¿qué hare después de diezmar este cheche gigantesco el próximo domingo por la mañana? O, imagínate completamente sano y di: “¿Qué viene ahora que esta enfermedad se ha ido completamente?” Si eres nuevo en la práctica de estos ejercicios, te tomará un tiempo y mucha práctica cambiar la imagen que tienes de ti en tu hombre interior – tu espíritu. Sin embargo, cambiará si te rehúsas a darte por vencido .

Paso No. 2: Conviértete en un hacedor de la PALABRA. Vayamos a Santiago 1:22-24:

Pero pongan en práctica la palabra, y no se limiten sólo a oírla, pues se estarán engañando ustedes mismos. El que oye la palabra, pero no la pone en práctica es como el que se mira a sí mismo en un espejo: se ve a sí mismo, pero en cuanto se va, se olvida de cómo es.

Todo el mundo se mira en el espejo todos los días. Entonces, dime: ¿Cuán larga es tu nariz? ¿Cuál es la distancia entre tus ojos? ¿Por qué no puedes responderme esas simples preguntas? Porque nunca has tomado la decisión de medirlas. Lo mismo es cierto acerca de la PALABRA de Dios. Nunca tomaste la decisión y el compromiso de ser un hacedor de la PALABRA de Dios y no solo oírla. Gloria y yo hicimos ese compromiso hace 50 años. Le dijimos al SEÑOR: “Cualquier cosa que veamos en Tu PALABRA, y luego de entender lo que nos está diciendo, actuaremos conforme a ella. Jamás alteraremos la PALABRA para que se ajuste a nuestro estilo de vida… ¡ Cambiaremos nuestro estilo de vida para que se ajuste a Tu PALABRA ! Ahora mira el versículo 25: «En cambio, el que fija la mirada en la ley perfecta, que es la ley de la libertad, y no se aparta de ella ni se contenta sólo con oírla y olvidarla, sino que la práctica, será dichoso en todo lo que haga.»

¡La ley perfecta de la libertad! Jesús dijo: «Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» (Juan 8:32) ¿Cómo? Comienzas a dejar las cosas infantiles de lado. ¡ Estás madurando !

Paso No. 3: Pon la PALABRA de Dios en primer lugar en tu vida. Regresa a la última parte de nuestra declaración de compromiso con Gloria: “Cambiaremos nuestro estilo de vida para que se ajuste a Tu PALABRA. Tu PALABRA es la autoridad final en nuestra vida”. ¿Qué significa eso? ¿Qué es lo primero que piensas cuando uno de tus hijos muestra algún síntoma de enfermedad? Ahora, sé honesto. Si es: ¿Me pregunto qué será? Tiene fiebre, a lo mejor debería llamar al doctor. Llamar al doctor no es algo malo, pero cuando la PALABRA está en primer lugar, pensarás automáticamente: ¿Qué dice la Biblia al respecto? No te condenes si eso no es lo que haces. ¡ Cámbialo ! De eso se trata la transformación «por medio de la renovación de tu mente» (Romanos 12:2) Sin embargo, el entrenamiento de tu espíritu nacido de nuevo se encargará de esa renovación.

Paso No. 4: Obedece la voz de tu espíritu. El Espíritu de Dios nos habla a través de nuestro espíritu. Proverbios 20:27 dice: «El espíritu del hombre es la lámpara del Señor que escudriña los sentimientos más profundos.» Ahora, mira ese versículo en la versión AMPC: “El espíritu del hombre [ese factor en la personalidad humana que procede inmediatamente de Dios] es la lámpara del SEÑOR, escudriñando sus partes más internas.”

Dios es Espíritu, por lo tanto, Él no habla o lidia con nosotros a través de nuestra mente. Sin embargo, Él siempre nos está hablando, guiando y moviéndonos a cambiar las cosas hacia LA BENDICIÓN , nunca hacia la maldición. Primera de Reyes 19 (NVI) nos revela esta verdad:

El Señor le ordenó: —Sal y preséntate ante mí en la montaña, porque estoy a punto de pasar por allí. Como heraldo del Señor vino un viento recio, tan violento que partió las montañas e hizo añicos las rocas; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el Señor tampoco estaba en el terremoto. Tras el terremoto vino un fuego, pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Y después del fuego vino un suave murmullo.

Tú debes estar escuchando. ¿Dónde? En el área del “estomago”. La voz de tu hombre interior está en el área justo arriba de tu estómago. El entrenamiento comienza al estar en silencio mientras meditas en La PALABRA y quitas la atención de tu mente. Yo disfruto poner mis manos sobre esa área y escuchar. No comiences tratando de escuchar oraciones completas. Pídele al SEÑOR que te responda “sí” o “no” a tus preguntas acerca de cosas pequeñas: ¿Debería usar esta camisa esta mañana o esta otra? Quédate en silencio, y escucha. Después, cuando lo escuches, no hagas caso omiso diciendo algo como: “pero esa camisa no combina con estos zapatos”. Esto es un entrenamiento. Obedece ese murmullo. Te sorprenderás lo rápido que desarrollarás tu habilidad de escuchar Su voz a través de tu espíritu.

Paso No. 5: Haz lo que Dios dice. ¡Haz exactamente lo que Él dice, y hazlo AHORA! Cuando estudias la vida de Abraham, descubres que esta es una de las claves de su éxito con Dios. Génesis 12:4 dice que, obedeciendo lo que Dios le había dicho que hiciera: «…Abram se fue.» Y en Génesis 17:23: dice: «Ese mismo día… tal y como Dios se lo había dicho». Sin embargo, hay algo importante en este asunto, y es muy grande. Tómate el tiempo, sin importar cuánto sea, para escuchar lo que Él está diciendo, escuchando en tu espíritu, meditando en la PALABRA. No hables todo el tiempo. Él no te interrumpirá. Ora en lenguas, en el espíritu, y luego escucha. Una vez que sepas qué hacer en tu ser interior, haz lo que Él dice, y hazlo con precisión ; escríbelo . ¡Él siempre tiene la razón! Luego, obedécele.

Mi padre espiritual, Oral Roberts, lo decía de esta manera: “Descubre la voluntad de Dios. Una vez que la sepas, ya no consultes más con la carne y la sangre. Luego, ¡haz tu trabajo sin importar el costo!” A lo largo de estos 52 años de ministerio, Gloria y yo hemos hecho lo mejor que podemos para seguir esas leyes y principios espirituales. Y ahora disfrutamos de los resultados maravillosos y las victorias que hemos ganado a través de la gracia de Dios y la fidelidad de Jesús y Su PALABRA. ¡A Él sea toda la alabanza y la gloria!

Lee esta carta de nuevo y, mientras siembras tu semilla de BENDICIÓN este mes, siémbrala mientras decides y declaras tu compromiso a Su PALABRA y de convertirte en un creyente maduro, capacitado para disfrutar la carne de la PALABRA y ya no ser más un bebé. La palabra del SEÑOR llegó a mí diciéndome que este es el Año de la Cosecha Abundante . ¡Cosecharemos a través de todo el año y, juntos, creceremos en la fe, la esperanza y el AMOR, de manera sobreabundante, sabiendo que la batalla es del SEÑOR y que ¡la victoria es nuestra!

Gloria y yo te amamos muchísimo y oramos por ti todos los días.

          Con amor,