«Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?»
(Mateo 7:11)
De manera constante, el diablo trata de distorsionar la imagen que tenemos de Dios, pues trabaja día y noche para poder convencernos de que Dios no nos ama. Él nos miente y nos dice que el concepto que nosotros tenemos del amor es muy diferente al concepto de Dios. Nos dice que el amor de Dios nos hace daño, y nos priva de los placeres y alegrías de la vida.
Incluso señalará los desastres y las cosas malvadas que ocurren en este mundo, y dirá: “Si Dios es tan amoroso, ¿porqué suceden esas cosas?”.
Sin embargo, la realidad es que quien está detrás de todo lo malo y doloroso que ocurre en el mundo, es él. Fue él quien tentó a Adán y a Eva, a fin de que pecaran, él fue quien trajo pobreza, dolor y enfermedad al mundo. El enemigo es el único que viene a robar, a matar y a destruir (Juan 10:10).
Si usted desea ver una imagen del amor de Dios que no haya sido distorsionada, vea el huerto de Edén. Es allí, en donde puede darse cuenta; cuánto ama Dios a las personas, y todo el bien que Él anhela que se cumpla en sus vidas. El huerto de Edén nos revela la idea original que tenía Dios. Allí podemos ver cómo eran las cosas en la Tierra cuando la voluntad de Dios se llevaba a cabo, y el diablo no había tenido la oportunidad de arruinar las cosas.
En aquel entonces, todo era agradable. (La palabra Edén significa: ¡“deleitar”!) Adán y Eva tenían lo mejor de todo, y no les faltaba nada. De acuerdo con Josephus, un historiador judío, quien escribió las tradiciones que se inculcan entre los judíos, Dios le dijo a Adán y a Eva:
«Yo ya había determinado, que ambos vivirían una vida feliz; sin aflicciones, ni preocupaciones, ni heridas en el alma. Y todas esas cosas, hubieran contribuido para su alegría y deleite. Y de seguro, hubieran crecido bajo Mi protección de forma voluntaria, y como resultado ustedes no tuvieran que trabajar arduamente para alcanzar esas cosas ».
¡Ése es un ejemplo maravilloso del corazón de amor que Dios tiene hacia nosotros! ¡Él desea darnos toda buena dádiva que se pueda imaginar! También desea que disfrutemos de una vida sin preocupaciones ni heridas en el alma. Incluso cuando Adán y Eva se revelaron contra Dios, y condenaron a toda la raza humana a nacer en pecado; el corazón del Señor nunca cambió. Él de inmediato, puso en marcha el plan de redención. Y proveyó un camino, a fin de que la humanidad se conectara de nuevo con LA BENDICIÓN. A través de Jesús, Él nos abrió la puerta para que regresáramos al huerto de Su bondad.
A eso le llamo: Amor.