«Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.»
(1 Juan 1:7)

Mientras más aprendamos a vivir conforme al mandamiento del amor de Dios, más resplandecerá la luz de Dios en nuestra vida. La sangre de Jesús nos mantendrá limpios de todo pecado, y cuando el diablo intente hacernos caer; no tropezaremos ni caeremos en sus trampas. La luz de Dios resplandecerá en nuestro interior, y nos mostrará con exactitud qué hacer, y la forma correcta de hacerlo. Además sabremos cómo manejar cada situación.

El único obstáculo que se interpone entre nosotros, y todo lo que hay en la gloria de Dios es nuestro compromiso de vivir bajo el mandamiento del amor. Cuando nos determinamos a vivir en amor, se nos confía más y más el poder de la unción de Dios. El SEÑOR puede confiarnos un mayor grado de prosperidad material cuando vivimos conforme al amor. 

La abundancia de la provisión de Dios que tengamos, y el poder que experimentemos en cada área de nuestra vida; se determinará por cuánto amor demostremos, cuando haya presión y las cosas se tornen difíciles. Por esa razón, debemos determinarnos a vivir en amor, ya sea que alguien más lo haga o no. Y es necesario que cumplamos con el mandamiento del amor como una orden que viene de Dios, y tomar la decisión de calidad de vivir en la plenitud de ese mandamiento.

Deberíamos expresarnos a nosotros mismos: “No tengo otra opción, viviré conforme al mandamiento del amor”. Al momento en que de todo corazón tomemos esa decisión, el poder de Dios nos respaldará y nos ayudará a cumplirla. Entonces, aun en tiempos de debilidad, la gracia de Dios será suficiente para nosotros. Incluso cuando nuestra propia fuerza falle, la fuerza de Dios nos mantendrá viviendo en amor.

Cuando nos armamos de amor, nos volvemos peligrosos para Satanás. El enemigo tiembla cada vez que damos pasos de fe, pues él sabe que nuestra fe funcionará. Al vivir en amor, controlamos sus obras. Le quitamos todo lo que ha robado, y derribamos las fortalezas espirituales que le ha tomado años construir. La vida, la luz y el amor de Dios obrando en nosotros, destruirán las obras del diablo, y lo dejarán totalmente indefenso.

Cuando andamos conforme al amor de Dios, activamos la ley de vida; así que manos a la obra. Convirtámonos en la poderosa fuerza que Dios anhela que seamos. Dejemos de vivir conforme al ámbito natural, pues ahí nuestros sentimientos se interponen en el camino; mejor vivamos conforme al reino espiritual, donde nos amamos unos a otros porque Dios nos ama. Movámonos hacia el milagroso reino del amor, donde juntos podemos obrar a plenitud conforme al poder sobrenatural de Dios.