«¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.»
(Mateo 10:29-31)
Por sorprendente que pueda parecer, Dios nos ama tanto que no sólo está interesado en los problemas grandes de nuestra vida; sino también en los pequeños detalles. En ningún momento se olvida de nosotros. En Salmos 115:12 se afirma: «¡Él siempre se acuerda de nosotros!».
¿No es eso una bendición? Dios sabe en dónde se encuentra usted todo el tiempo. No tiene que esforzarse para llamar Su atención, Él siempre está pensando en usted.
En las bodas de Caná, Jesús demostró cuánto piensa Dios en los detalles de nuestra vida. El anfitrión de la boda se quedó sin vino, de seguro era una situación embarazosa para ellos, pero de gran significado eterno. Cuando la madre de Jesús lo llamó para pedirle ayuda, Él abundantemente satisfizo la necesidad, convirtiendo el agua, no en un ordinario vino; sino en un vino tan exquisito que ¡el novio fue elogiado, pues guardó para el final el mejor vino! (Juan 2:9-10).
Usted podría decir: “Eso es verdad, pero Jesús lo hizo porque María se lo pidió. Y yo no soy tan perfecto como María. ¡Me he equivocado en gran manera muchas veces!”.
Quizás sea cierto, pero no deje que eso le impida acercarse a Dios. Él no nos pide que seamos perfectos antes de satisfacer nuestras necesidades. Vuelva a leer acerca del ministerio de Jesús, y se dará cuenta que es verdad.
Cuando las multitudes se acercaban a Él para recibir sanidad, en Lucas 6:19 leemos que Jesús «…los sanó a todos…» Ciertamente entre todas esas multitudes de personas, habían muchos como nosotros, gente imperfecta que falla y comete errores, personas que por su propio mérito no merecen recibir nada de Dios. Pero Jesús los sanó a todos.
¡Ésa es una de las muchas características de Jesús! Nunca dejó de darle lo mejor a aquellos que se acercaban a Él. Jesús tenía un buen corazón, y estaba tan dispuesto a ayudar, que usted podría decir que era una persona muy: sensible.
Y hoy en día, sabemos que Dios continúa actuando de la misma manera, pues en Hebreos 13:8, se afirma que es Él mismo de: «…ayer, hoy, y por siempre». Jesús continúa siendo una expresión del Dios que cuida tanto los detalles de nuestra vida, que enumera cada cabello de nuestra cabeza. Él continúa siendo la imagen de Dios: «En el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» (Santiago 1:17). Él es el Dios que es, y siempre será: Amor.