«Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos generosamente y sin reproche, y le será dada.»
(Santiago 1:5, NAS)
El amor de Dios es tan grande y lleno de misericordia que aunque usted le desobedezca y se salga del camino, Él estará allí para ayudarlo y traerlo de vuelta. Lo perdonará, y le dará otra oportunidad para que lleve a cabo el plan divino que Él tiene para usted.
Incluso si se comporta como un impío (aunque le recomiendo que no lo haga, ya que le causará mucho dolor), al momento de arrepentirse Dios lo recibirá, jamás le dirá: “Aguarda un momento amigo. Creo que te tendré bajo observación por un tiempo, y veré si en realidad eres sincero antes de empezar a bendecirte”.
No, Dios conoce su corazón, y si usted regresa a Él con sinceridad; de inmediato, comenzará a bombear de Su bondad en su vida nuevamente. Como en la historia del hijo pródigo, si usted regresa a la casa del Padre, Su misericordia estará ahí para recibirlo, y le expresará: “Bienvenido a casa hijo. Bienvenida a casa hija”. Pondrá un manto de justicia sobre su espalda y el anillo de la familia en su dedo, porque ¡Él es tan amoroso y bueno!
Es más, no importa el problema en que se encuentra envuelto, Dios tiene un plan para sacarlo de allí; y empezará a traerlo de vuelta al diseño original que tenía para su vida.
Una mañana, me levanté y escuché las siguientes palabras en mi corazón: ¡Dios siempre tiene un plan! ¿No es eso maravilloso? Aun cuando para nuestra mente natural parezca que ya no hay solución, las cosas se ven que ya no tienen solución, con Dios siempre hay esperanza y un buen futuro por delante. Sin embargo, si usted se ha metido en algún problema por desobedecer los mandamientos de Dios, esto quizá tome un tiempo para que Dios lo saque por completo de éste, y necesitará recibir sabiduría de parte de Dios para hacer los cambios necesarios. Usted puede tener la seguridad de que al pedirle sabiduría y ayuda, Él no lo reprenderá ni lo condenará ni lo criticará, nunca le hablará mal; al contrario, lo recibirá y le dará lo que necesite para regresar al camino de su destino divino.
Cuando usted comprenda qué tan bueno es ese destino, no deseará andar fuera de éste y se acercará más al Señor; pues no querrá perderse nada de lo que Él tiene guardado para su vida. Terminará la carrera que Él le puso por delante, sabiendo que le escuchará decir al final de la carrera: “Bien hecho”. Usted andará a la luz de Su amor en cada paso del camino.