«Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.»
(Juan 13:34)
¿Alguna vez se ha preguntado por qué Jesús ordenó que viviéramos en amor? La razón es muy sencilla: Él desea que seamos exitosos y bendecidos en nuestro espíritu, alma y cuerpo. Y Él sabe que el amor es la clave principal para obtener el éxito.
Si realmente comprendiéramos las bendiciones que nos brinda vivir en amor, no estaríamos dispuestos a abandonarlo cuando nos encontramos bajo presión o nos agravan. Por ejemplo, si fuéramos conscientes que ser personas quejumbrosas y resentidas, nos impide recibir una gran y sobrenatural revelación, abandonaríamos con más facilidad las actitudes que no muestran amor.
Quizá usted se pregunte: “¿Qué relación existe entre el amor y la revelación espiritual?”.
¡Mucha! Lea Colosenses 2:2, y descubrirá por sí mismo cuán ligados y cercanos se encuentran. Pero la sabiduría y la revelación no son los únicos beneficios del amor; pues también se incluye el poder divino. Jesús declaró en Juan 14:21 que Él se manifestaría a las personas que anduvieran en amor.
Creo que es muy interesante este versículo, especialmente tomando en cuenta cuán ansiosos somos para que Jesús se manifieste sobre nosotros con poder. Deseamos que Él se revele con señales, maravillas y milagros. Y seguramente, mientras el tiempo de Su Segunda Venida se acerca; esas señales y maravillas se manifestarán en gran manera.
No obstante, ¿sabe usted dónde se manifestará a su máximo poder? Entre quienes vivan y anden en amor. Eso sucedió el día de Pentecostés; Dios derramó Su Espíritu con gran poder, con lenguas como de fuego y un estruendo como de un viento recio; pero no fluyó sobre las personas que estaban peleando y discutiendo entre sí, sino entre los que perseveraban unánimes (Hechos 1:14).
Él causó que el edificio temblara, luego llenó a cada creyente con el Espíritu Santo y denuedo. Esto sucedió cuando la iglesia era de un solo corazón y un alma (Hechos 4:32); no cuando estaba peleando y haciendo divisiones denominacionales.
¿Necesita poder? ¿Desea armonía en su familia, en su matrimonio, y entre sus hijos? Entonces ande en amor. A toda costa, viva en amor y establézcalo en su vida; el amor es un mandamiento, no una opción.