«Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y no nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.»
(Romanos 5:1-2)
Algunas veces, las personas dudan acerca del amor de Dios; y esto se debe a que han tenido experiencias dolorosas en la vida, y piensan: Si en realidad Dios se interesara en mí, ¿Por qué permite que esas cosas dolorosas me pasen? ¿Por qué no hace algo para socorrerme?
Dios anhela ayudarnos en cada momento de necesidad. En Su gran amor, nos dejó la provisión para hacerlo. Sin embargo, para que Él pueda darnos esa provisión de forma legal, es necesario que nos coloquemos en un lugar (como dijo un escritor) “donde la misericordia de Dios nos pueda alcanzar sin que Él viole los gloriosos principios de Su gobierno moral”.
A diferencia del diablo, Dios no le impone su voluntad —por muy buena que ésta sea— a ningún individuo. No nos obliga ni nos engaña para recibirla, Dios espera que le abramos la puerta. Como Jesús dijo en Apocalipsis 3:20: «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo».
Algunos piensan que le abren la puerta a Dios al quejarse, llorar y por desear que Él haga algo para cambiar la situación en la que se encuentran. Pero no es así como la Biblia enseña que tenemos acceso a la gracia y a LA BENDICIÓN de Dios. ¡Solo le abrimos la puerta a la bendición por medio de la fe!
¿Qué es fe? Es creer, hablar y actuar conforme a la PALABRA de Dios.
En realidad, creo que una razón por la cual es imposible agradar a Dios sin fe (Hebreos 1:16) es porque Él desea bendecirnos; y se necesita fe para recibir la BENDICIÓN. Cuando le negamos el paso, ya sea por la duda o la incredulidad, limitamos el amor de Dios y no puede expresar en nuestra vida la gran compasión y deseo de hacernos el bien que siempre se agita en Él. Y eso no lo complace.
Si usted desea agradar y deleitar al Padre celestial, no cuestione más el amor que Él le tiene. Dé un paso al frente en Su PALABRA por fe, colóquese en una posición en donde Dios pueda protegerlo y proveerle, sin violar los principios de gobierno que Él ha establecido en Su PALABRA. Por experiencia propia, le puedo decir que al obedecer; las demostraciones de Su amor y de su misericordia lo cubrirán. Sus BENDICIONES lo seguirán hasta que haya alcanzado el límite de lo que usted espera.
¡Abra la puerta de par en par, y deje que Su amor inunde su vida!