«Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban… Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.»
(Marcos 5:22-24, 35-36)
Dios es amor todo el tiempo. Él es bueno todo el tiempo. Jamás habrá un momento en nuestra vida, en el cual Dios no anhele realizar para nosotros todo lo que necesitamos que haga. Sin embargo, es nuestra fe la que le abre la puerta para que lo lleve a cabo. La fe es nuestra conexión con el amor de Dios.
El temor, el cual es lo opuesto a la fe, rompe esa conexión. Jesús podría estar a nuestro lado, apunto de obrar un milagro de sanidad, liberarnos o bendecirnos en algo que necesitemos. Pero si en ese momento nos rendimos ante el temor, le estaremos cerrando la puerta en la cara.
Por esa razón, Jesús le dijo a Jairo, cuando recibió la noticia de que su hija había muerto: «…No temas, cree solamente». Si usted no entiende como funcionan las cosas espirituales, quizá piense que Jesús fue muy severo en ese momento al expresar esas palabras. Para su mente natural, Cristo debió ser más compresivo; amable y cortés con Jairo, y le hubiera expresado: “Sé que ha de ser terrible escuchar que tu hija murió. Es probable que puedas evitar el sentirte atemorizado y molesto. ¡Pero ESTÁ BIEN! De todos modos iré allá y la resucitaré”.
No, ¡Jesús no podía hacer eso! Él entendía como funcionaban las cosas espirituales. Él sabía que la fe de Jairo era la conexión importante que se necesitaba. Era su fe la que le abriría la puerta al poder de la resurrección del Señor, a fin de que tomara el control sobre la situación. El temor hubiera contaminado esa fe, y también hubiera obstaculizado y roto la conexión. Por tanto, Jesús le dijo con amor lo que necesitaba expresarle: «…No temas, cree solamente»
Tomemos este ejemplo, como una lección. Necesitamos entender que para vivir a plenitud bajo el entendimiento del amor, debemos evitar el temor todo el tiempo. Tratémoslo como a una serpiente venenosa, y saquémoslo de nuestra vida. Y evitémoslo aun en las situaciones más difíciles.
Si Jairo pudo hacerlo, nosotros también podremos. Al mantenernos firmes en fe y al no rendirnos ante el temor, nos mantendremos firmes en nuestra conexión con el amor y con el poder de Dios. Podemos mantener la puerta de la fe abierta, a fin de que Él obre a nuestro favor todo el tiempo.