«Como el padre ama y se compadece de sus hijos, así también el SEÑOR ama y se compadece de los que le temen….»
(Salmos 103:13, AMP)
Desde el huerto de Edén, el diablo ha estado ideando estrategias para separar a las personas de Dios. En mi opinión, lo que le ha dado mejor resultado, es hacer que la gente del amor de Dios. Tuvo éxito con Adán y Eva, y por esa razón, ha usado esa estrategia desde entonces.
Estoy segura de que usted conoce la historia. Dios proveyó un lugar perfecto para que Adán y Eva pudieran vivir. Los bendijo, les dio todo lo que necesitaban; a fin de que estuvieran en perfecta y abundante prosperidad. Había sólo una restricción: El SEÑOR les ordenó que no comieran del árbol del conocimiento del bien y del mal, y les advirtió que si lo hacían, ellos morirían.
¿Recuerda qué le dijo Satanás a Eva cuando la tentó, a fin de que desobedeciera ese mandato? Le dijo: « …Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal» (Génesis 3:4-5). En otras palabras, el diablo expresó: “Escucha, Dios te ha mentido, Él no te está protegiendo de ningún daño; al contrario te está privando de algo maravilloso. Él no te ama tanto como tú crees”.
Eva cayó en la mentira del diablo, pero usted no tiene que caer en esa mentira. Cuando él trate de engañarlo de esa manera, mándelo al lago… (pero al lago de fuego, ¡para que aprenda!). Aférrese a la confianza que tiene en el amor de Dios, y recuerde que todo lo que Dios le pide que realice, es para su propio bien y para su protección. Usted es Su hijo, y el Señor anhela que le obedezca; pues desea que usted sea BENDECIDO.
Esa verdad debería ser fácil de comprender para usted. Si usted tiene hijos, actúa de la misma forma con ellos. No les impone reglas, sólo para restringirlos y hacer su propia vida más fácil. Si usted lo hace, es porque quiere que estén a salvo, vivan por muchos años y sean felices. Y debido a que usted tiene más experiencia en la vida, es necesario que les dé esa dirección y orientación.
Usted ama a sus hijos, y no los quiere privar de algunas cosas. De hecho, se deleita en realizar cosas para ellos. Lo más probable es que a usted le gustaría prosperar lo suficiente para cuando su hijo o hija obtengan su licencia de conducir, usted les pueda comprar un automóvil nuevo. Pero si ese hijo es rebelde y no obedece las señales de tránsito, usted no podrá darle el automóvil; pues sabe que podría sufrir un accidente con él si es desobediente. Usted desea que su hijo acate las reglas que le da, no porque esté buscando su propio bienestar; sino porque está buscando el bien de él. Usted quiere que le obedezca, pues esa obediencia le estará abriendo la puerta para bendecirlo.
Dios actúa de la misma forma con nosotros. Él nos ama así como un padre ama tiernamente a su hijo, y Él quiere que seamos bendecidos de manera abundante. Nunca deje que el diablo lo convenza de lo contrario. Aún cuando obedecer a Dios parezca difícil, mantenga en mente que su Padre lo ama, y tenga la seguridad que Él está tratando de conseguir algo maravilloso para usted.