«He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.»
(Lucas 10:19)

Satanás no puede obligarlo a hacer nada, pues él no tiene poder. El diablo sólo realiza demostraciones e intenta venderle mentiras. Pero él no puede forzarlo a comprarlas, sólo ofrecerlas. Usted es quien decide aceptar sus miserables ofertas o rechazarlas, y ordenarle que se vaya.

Entonces cuando él le haga una demostración, no juegue con ésta.  No muerda el anzuelo. Cuando trate de venderle duda, aléjese de inmediato; y comience a meditar y a confesar la Palabra de Dios. Cuando el diablo intente hacerlo dudar, pregúntese: “¿Qué establece la Palabra al respecto que me garantiza lo contrario?”.

Diríjase a la Palabra y descubra la verdad; pues su autoridad reside en la verdad. Satanás le mentirá, se burlará y jugará con usted, lo engañará y lo atrapará para esclavizarlo si usted se lo permite. Sin embargo, Dios siempre le dirá la verdad; y ésta lo hará libre.

Por tanto, no compre las mentiras de Satanás. Una vez que conozca la verdad de su autoridad en Cristo Jesús, ya no llorará por lo mal que estén sus circunstancias. Al contrario, le ordenará a esas montañas que se echen a la mar.

En lugar de quejarse, usted se comportará como más que vencedor en Cristo. Sacará al diablo de sus situaciones con las palabras de su boca. Y mientras permanezca en victoria, con sus necesidades suplidas, con su cuerpo sano y con un corazón gozoso; podrá reírse en la cara de esa vieja serpiente, mientras ésta se retira sigilosamente quejándose de su derrota.