«El amor lo soporta todo, es paciente y amable; no es envidioso, no pierde el control con celos, no es jactancioso o presumido, no se muestra arrogante. No es pretencioso (arrogante y lleno de orgullo); no es grosero (o descortés) y no actúa de manera indecorosa. El amor (de Dios en nosotros) no busca lo suyo; pues no es egoísta, no es rencilloso, irritable o rencoroso, no toma en cuenta el mal que le han hecho [no le presta atención a sufrimientos vanos]. No se goza en la injusticia, sino que se goza cuando el derecho y la verdad prevalecen. El amor todo lo soporta, siempre cree lo mejor de cada persona, su esperanza no mengua bajo ninguna circunstancia, todo lo tolera [sin debilitarse]. El amor nunca falla [nunca se desvanece o se vuelve obsoleto, nunca llega a su fin].»
(1 Corintios 13:4-8, AMP)
Cuando usted lee en la Biblia lo que en realidad significa vivir en amor, tal vez su primer pensamiento sea que nunca podrá lograrlo. Y se cuestiona: “¿Cómo podría ser generoso y amable todo el tiempo con aquellos que son malos y desconsiderados conmigo? ¿Cómo podría de continuo pasar por alto los insultos y maltratos, rehusándome a tomar en cuenta el daño? Es muy difícil hacerlo”.
Seguramente, usted tiene razón. Vivir en amor es muy difícil para los seres humanos. De hecho, cuando tratamos de hacerlo en nuestras propias fuerzas, nos percatamos de que es imposible.
Pero, gracias a Dios, ¡no estamos solos! Si hemos nacido de nuevo, Jesucristo —El Gran Yo Soy— vive en nosotros por medio de Su Espíritu. Él nos da la habilidad. De hecho, mientras más confiamos en el Espíritu Santo, fluirá más Su amor a través de nosotros.
Mientras que los débiles intentos humanos de vivir en amor siempre fallan, el amor de Jesús en nuestro interior vencerá cada reto, cada situación, cada daño y cada ofensa. Su amor derramado en nuestra vida estará cumpliendo perfectamente la descripción de 1 Corintios 13. ¡Su amor en nosotros nunca fallará!
¿Qué podemos hacer para vivir conforme a ese amor? Meditar en lo que la Biblia nos enseña acerca de éste. Tenga comunión con Dios basado en la verdad de estos versículos, y declare: Te doy gracias SEÑOR, porque Tú amor en mí todo lo soporta, es paciente y bondadoso. Tú amor en mí nunca es envidioso, presuntuoso o egoísta. No se irrita ni es resentido, sino cree en lo mejor de cada persona… (ver 1 Corintios 13:4-5,7, AMP).
Al renovar nuestra mente de esta forma, el amor de Dios empezará a gobernar nuestros pensamientos. La fe se fortalecerá en nuestro corazón, dándonos confianza; no en nosotros mismos, sino en Quien mora en nuestro interior. Al actuar conforme a esa fe, seremos investidos de poder para responder en amor a cualquier clase de maldad, egoísmo, persecución y daño que venga en nuestra contra.
Al vivir en amor, descubriremos que todo lo que era imposible para nuestra carne, nuestro espíritu lo hará de manera natural; pues éste ha nacido de nuevo a la imagen de Jesús. ¡Nos percataremos de que somos realmente capaces de amar a otros con Su poderoso amor!