«…pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.»
(Filipenses 3:13-14)
El diablo siempre intentará robarle su confianza en el amor de Dios tentándolo para que vea al pasado. Le quitará su atención de las maravillosas provisiones y promesas de Dios recordándole sus fracasos, dolores y desilusiones de ayer.
Pero mirar atrás no es la forma de avanzar en el reino de Dios. Tampoco es la forma de tomar los premios celestiales. Por tanto, no permita que el diablo lo persuada.
Tome su Biblia y busque qué declara Dios con respecto a su futuro. Él afirma que usted es sano, por tanto, regocíjese porque en su futuro tendrá un cuerpo saludable. Dios declara que usted es más que vencedor, por consiguiente, en su futuro disfrutará la victoria en cada área de su vida. Él manifiesta que lo ama y que posee una vida gloriosa delante de usted justo aquí en la Tierra —¡y una mejor vida le espera después de ésta!—.
Siempre recuerde que esta vida terrenal, la cual ahora disfrutamos, es sólo una situación temporal. Si vivimos por 120 años, ese tiempo será sólo un momento en la eternidad. ¡Pues vamos hacia el cielo! Debemos disfrutar una vida saludablemente BENDECIDA y prospera mientras estemos aquí, porque ésa es la voluntad de Dios. Sin embargo, a pesar de ello, necesitamos recordar que sólo estamos de paso.
Siempre tenemos que ser conscientes que durante este tiempo de vida realizaremos funciones temporales para Dios. Estamos aquí para trabajar para Él y para establecer Su Reino sobre la Tierra. Justo ahora, estamos guardando recompensas para el cielo. No podremos obtener la misma clase de recompensas una vez que lleguemos al cielo, porque allí no existirá ninguna presión. Ni habrá un diablo que intente pisotear nuestra cabeza, que nos haga enfermar y que robe nuestros recursos.
Ahora mismo, tenemos una breve oportunidad de glorificar a Dios permaneciendo fuertes en Su PALABRA y viviendo en amor justo frente a todas las presiones y mentiras que el diablo pueda enviarnos. Tenemos la oportunidad de expresar: “Está bien, diablo, lánzame tu mejor ataque. Cuando termines, continuaré aquí firme, creyendo que Dios me ama. Seguiré alabándolo y presionaré ¡hasta llegar al premio!”.
Si comenzamos a pensar de esa manera, podremos permanecer más exitosos contra los intentos del diablo por detenernos. Cuando intente hacernos ver al pasado, sigamos viendo hacia adelante en fe. Sabiendo cuánto nos ama Jesús, llegaremos a nuestro futuro ¡llenos de las promesas y de la provisión de Dios!