«De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?»
(1 Corintios 3:1-3)
Ya es bastante malo que la contienda sea uno de los principales enemigos del amor y que ésta le abra la puerta a la confusión y a las obras del diablo. Lo anterior debería ser suficiente para que nos determinemos a resistir la contienda. Pero eso no es todo lo que la Biblia nos enseña acerca de ésta.
En su carta a los Corintios, el apóstol Pablo nos dio más información acerca de los efectos dañinos de la contienda. Uno de ellos es que nos mantendrá viviendo conforme a la carne. Los cristianos carnales son personas miserables. Ellos ya saben bastante de Dios como para no deleitarse en el pecado, pero no están lo suficientemente comprometidos a permanecer alejados de éste.
Si no quiere quedar atrapado en esa condición (y sé que usted no quiere), entonces manténgase alejado de la contienda. La contienda detendrá su habilidad de digerir la carne de la Palabra, y sin esa carne, no podrá crecer en amor. No podrá ser un cristiano victorioso y fuerte. Si usted hace escándalo y discute con los demás, su crecimiento espiritual se detendrá. Se mantendrá en un continuo estado de infancia espiritual, ¡y el diablo lo arrollará cada vez que pueda!
Recuerde esto la próxima vez que se sienta irritado con alguien por algo; cuando sea tentado a rendirse ante el enojo y a ceder ante la contienda, piense en el costo. Pregúntese: “¿Estoy dispuesto a actuar conforme a la carne a causa de esta situación? ¿Deseo debilitarme espiritualmente, y entregarle al diablo el poder sobre mi vida?”.
Si usted piensa de esa forma, la respuesta será la misma todo el tiempo: “¡No, no estoy dispuesto!”. Y en lugar de pararse dentro de una turbulenta corriente de contienda, escogerá cederle el paso al pacífico fluir del amor. Le contestará de manera amable, a la persona que lo haya irritado en lugar de responderle de manera áspera.. En Proverbios 15:1 leemos: «La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor».
Cada vez que usted tome la decisión de vivir conforme al amor de Dios, se asemejará más a la imagen de Jesús. Dejará la infancia espiritual atrás, y avanzará hacia la madurez del amor.