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Devocional: Crezcamos de Fe en Fe

Sólo porque lo ama

Kenneth Copeland
«Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.»
(Mateo 22:37-38)

No hay duda, cuando le servimos a Dios somos BENDITOS. Cuando obedecemos a Dios y permanecemos firmes en Su PALABRA, disfrutamos de gran gozo y éxito en nuestra vida, el cual no podríamos experimentar de ninguna otra manera.

Sin embargo, ésa no es la razón por la que le servimos. No es nuestra motivación obedecerle y creer en Su PALABRA. Realizamos todas esas cosas —con mucho gozo—, sólo porque lo amamos. A causa de que Él entregó Su vida por nosotros, estamos dispuestos a darle todo a nuestro Dios.

Deberíamos tener la misma actitud de un motociclista hippie de quien escuché hace años. Él fue a visitar a uno de mis amigos, cuando aún era pecador y le dijo: «Sé que usted ora por los enfermos y mi hijo tiene cáncer. ¿Oraría por él?».

Mi amigo estuvo de acuerdo y cuando oró, el SEÑOR sanó al jovencito. En poco tiempo; el motociclista regresó, y le expresó; «Estoy aquí, para entregarle mi vida a Dios». Él sanó a mi hijo y nadie más haría eso por mi, quiero servirle por el resto de mi vida.

Usted y yo quizá no hayamos tenido la misma experiencia que ese motociclista tuvo, sin embargo, a pesar de todo nos encontramos en la misma posición. Como hijos de Dios, cada uno de nosotros fue salvo de un cáncer espiritual que nos tenía condenados al infierno. Fuimos libres del reino de las tinieblas y trasladados a la luz. Hemos sido liberados de la esclavitud de la muerte, y se nos ha dado el regalo de la vida eterna.

El cual, por cierto, ninguno de nosotros se lo ha ganado, ni lo merecía. Todos hemos recibido la misma libertad que recibió el motociclista —no por nuestros propios méritos, sino por la misericordia y el amor de Dios—.

A la luz de lo que Dios ha hecho por nosotros, le debemos nuestro servicio. A Dios le debemos nuestra vida y nuestro amor.

No debemos andar diciendo: “MUY BIEN SEÑOR, haré lo que me pidas, pues si lo hago seré BENDECIDO. Pero te advierto, que si LA BENDICIÓN no se manifiesta, ya no lo haré”.

¡No! Si meditamos en lo que Dios ya hizo por nosotros, y permitimos que la verdad del sacrificio que realizó por nosotros se arraigue en nuestro corazón. Estaríamos tan enamorados de Dios, que aprovecharíamos cada oportunidad para servirle. Anhelaríamos obedecerle, y declarar lo mismo que leemos en Salmos 40:8: «El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado…».

Por supuesto, LA BENDICIÓN va a fluir, como siempre lo hace, y a causa de que vivimos por fe, podremos confiar en que vendrá. No obstante, por mucho que la disfrutemos, encontraremos más placer en servir a Jesús. Y todo lo que hagamos para Él, lo haremos sólo porque lo amamos.

Acerca de:Kenneth Copeland

Kenneth Copeland

Kenneth Copeland es cofundador y presidente de los Ministerios Kenneth Copeland en Fort Worth, Texas, y autor de varios libros entre los cuales se incluyen: LA BENDICIÓN del Señor enriquece y no añade tristeza con ella, y Honor: viviendo en honestidad, verdad e integridad.
Desde 1967, Kenneth ha ministrado el evangelio de Cristo y enseñado la Palabra de Dios como maestro. Adicionalmente, ha grabado discos como cantante y recibido premios por sus álbumes: Only the Redeemed (también nominado al premio Grammy), In His Presence, He Is Jehovah, Just a Closer Walk y Big Band Gospel. Como actor en su papel de Wichita Slim, es coprotagonista de los videos infantiles: The Gunslinger, Covenant Rider, y de la película: The Treasure of Eagle Mountain. Asimismo, personificó el papel de Daniel Lyon en los videos Commander Kellie and the Superkids:™ Armor of Light, y Judgment: The Trial of Commander Kellie. También es coprotagonista en las películas The Rally (estrenada en el 2009) y The Rally 2: Rompiendo la Maldición (estrenada en el 2016), en su papel de padrino hispano.
Con la ayuda de su equipo y oficinas en los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, Sudáfrica, Ucrania, Singapur, y la flamante inauguración de la oficina para Latinoamérica en Colombia, Kenneth está cumpliendo su visión de predicar con valentía la Palabra incorruptible de Dios desde la cima más alta hasta el valle más profundo, y en todos los confines de la Tierra. Su ministerio alcanza a millones de personas en el mundo por medio de programas televisivos semanales, revistas, mensajes en audio y video, convenciones y campañas, y a través de la red mundial internet.