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Devocional: Crezcamos de Fe en Fe

Tocino, huevos y la economía del amor

Kenneth Copeland
«No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.»
(1 Juan 2:15-17)

En una oportunidad, escuché la historia acerca de una gallina y un cerdo que iban camino a la iglesia a un desayuno de oración. Le pidieron a la gallina que proveyera los huevos, y al cerdo que proveyera el tocino. El cerdo exclamó: «Señorita gallina, usted está involucrada, pero yo estoy comprometido».

Cuando se trata de vivir en amor, debemos estar tanto involucrados como comprometidos. Debemos ser como el cerdo, dispuestos a entregar y rendir nuestra vida en beneficio de otros. Sin embargo, también debemos ser como la gallina, al desprendernos de las cosas que Dios nos ha dado para cuando se necesiten.

Algunos creyentes fallan en la segunda parte, porque le fallan al amor con las cosas materiales. Se aferran tanto a éstas, y les duele dejarlas ir. Por tanto, aunque obedecen al SEÑOR al dar, se les dificulta hacerlo con alegría.

Por esa razón, debemos ver de manera objetiva el dinero y las cosas materiales. Necesitamos recordar que son más valiosas, cuando se utilizan para expresar el amor de Dios. Cuando usted comprenda esa verdad, se dará cuenta para qué sirven las cosas materiales de este mundo —para expresarles el amor de Dios a los demás—. Por tanto, cuando tomamos las cosas que Dios nos ha dado y se las damos a los demás, las estamos dejando en el lugar donde corresponden. Las estamos usando para su propósito original.

Además, estamos dejando que el ciclo continúe. Dios nos da… nosotros le damos a otros… y Él nos da de nuevo: «…medida buena, apretada, remecida y rebosando…» (Lucas 6:38).

Cumplir ese principio, nos llevará de la economía del sistema del mundo a la economía del reino de Dios. La economía del mundo, está basada en el egoísmo, de modo que expresa: “Si tengo algo debo conservarlo”. Pero, el sistema de Dios está basado en el amor, y en las palabras de Efesios 4:28: «…haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad».

En la economía de Dios, usamos las cosas para amar a las personas. Nunca usamos a las personas, porque amamos las cosas. Y cuando veamos necesidades en la vida de los demás, debemos estar dispuestos, no sólo a estar involucrados, sino comprometidos y felices de dar cualquier cosa que el amor nos demande.

Acerca de:Kenneth Copeland

Kenneth Copeland

Kenneth Copeland es cofundador y presidente de los Ministerios Kenneth Copeland en Fort Worth, Texas, y autor de varios libros entre los cuales se incluyen: LA BENDICIÓN del Señor enriquece y no añade tristeza con ella, y Honor: viviendo en honestidad, verdad e integridad.
Desde 1967, Kenneth ha ministrado el evangelio de Cristo y enseñado la Palabra de Dios como maestro. Adicionalmente, ha grabado discos como cantante y recibido premios por sus álbumes: Only the Redeemed (también nominado al premio Grammy), In His Presence, He Is Jehovah, Just a Closer Walk y Big Band Gospel. Como actor en su papel de Wichita Slim, es coprotagonista de los videos infantiles: The Gunslinger, Covenant Rider, y de la película: The Treasure of Eagle Mountain. Asimismo, personificó el papel de Daniel Lyon en los videos Commander Kellie and the Superkids:™ Armor of Light, y Judgment: The Trial of Commander Kellie. También es coprotagonista en las películas The Rally (estrenada en el 2009) y The Rally 2: Rompiendo la Maldición (estrenada en el 2016), en su papel de padrino hispano.
Con la ayuda de su equipo y oficinas en los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, Sudáfrica, Ucrania, Singapur, y la flamante inauguración de la oficina para Latinoamérica en Colombia, Kenneth está cumpliendo su visión de predicar con valentía la Palabra incorruptible de Dios desde la cima más alta hasta el valle más profundo, y en todos los confines de la Tierra. Su ministerio alcanza a millones de personas en el mundo por medio de programas televisivos semanales, revistas, mensajes en audio y video, convenciones y campañas, y a través de la red mundial internet.