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Devocional: Crezcamos de Fe en Fe

Tomemos una deuda de amor

Kenneth Copeland
«No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.»
(Romanos 13:8)

Debido a que Dios nos ama, tenemos una deuda de amor con cada persona que conocemos. Les debemos bondad, amabilidad, un trato con dignidad y respeto; pues son valiosos para Dios y para Su plan en la Tierra.

Lamentablemente, no siempre es así. Y a veces, las personas actúan como los cristianos que se mencionan en Santiago 2, quienes les daban mejor trato a las personas que usaban vestiduras finas y joyas valiosas; y menospreciaban, a quienes no tenían tantas riquezas o un estatus social. Ellos violaban la ley del amor, y no le daban a otros lo que les debían. Y como resultado, a menudo se perdían de LA BENDICIÓN y del favor de Dios.

Podemos hacer una oración ferviente a Dios para que nos ayude en una situación, permanecer en la PALABRA y confesar que vivimos en el favor de Dios. Sin embargo, las acciones carnales y vivir fuera del amor causarán que no recibamos respuesta a nuestras oraciones. Pues estaríamos rechazando a ese favor antes de recibirlo.

Un amigo mío me contó que en una oportunidad, él y su esposa estaban en un aeropuerto rodeados de una gran multitud de personas. Mientras esperaban en la fila para comprar otro boleto, oraron en común acuerdo para que Dios los ayudara y les diera favor, pues desde que vieron los ojos del hombre que estaba detrás del mostrador, supieron que necesitaban favor. Él Tenía los ojos rojos, estaba despeinado; irritado y cansado.

Cuando llegó el turno de la señorita que estaba delante de ellos, ella fue dura con él, entonces él sólo flexionó sus hombros y le dijo que ya no habían boletos. Y no hizo nada para ayudarla.

En cambio, cuando fue el turno de mi amigo y de su esposa, fueron amables. No pusieron ninguna presión sobre él. Al contrario, trataron de ministrarle paz, y lo trataron con consideración y respeto: «Sabemos que está muy ocupado, y que la situación está como para que cualquiera se vuelva loco, y usted tiene que resolver muchos problemas… pero ésta es nuestra situación. ¿Podría ayudarnos?».

Sorprendentemente el agente salió del mostrador, y les dijo: «Síganme». Los llevó a otra área, les consiguió asientos de primera clase y estrechó sus manos. Incluso, reconoció que había podido ayudar a la señorita que iba delante de ellos. Pero debido a la manera en que ella actuó, no lo hizo.

Ése es un buen ejemplo de lo que sucede cuando pagamos nuestra deuda de amor. Pagarla puede abrirle la puerta a Dios para ayudarlo. Cuando otros se encuentran atrapados en la contienda, su fe que obra por el amor, no sólo lo hará volar… sino ¡se asegurará que viaje en primera clase!

Acerca de:Kenneth Copeland

Kenneth Copeland

Kenneth Copeland es cofundador y presidente de los Ministerios Kenneth Copeland en Fort Worth, Texas, y autor de varios libros entre los cuales se incluyen: LA BENDICIÓN del Señor enriquece y no añade tristeza con ella, y Honor: viviendo en honestidad, verdad e integridad.
Desde 1967, Kenneth ha ministrado el evangelio de Cristo y enseñado la Palabra de Dios como maestro. Adicionalmente, ha grabado discos como cantante y recibido premios por sus álbumes: Only the Redeemed (también nominado al premio Grammy), In His Presence, He Is Jehovah, Just a Closer Walk y Big Band Gospel. Como actor en su papel de Wichita Slim, es coprotagonista de los videos infantiles: The Gunslinger, Covenant Rider, y de la película: The Treasure of Eagle Mountain. Asimismo, personificó el papel de Daniel Lyon en los videos Commander Kellie and the Superkids:™ Armor of Light, y Judgment: The Trial of Commander Kellie. También es coprotagonista en las películas The Rally (estrenada en el 2009) y The Rally 2: Rompiendo la Maldición (estrenada en el 2016), en su papel de padrino hispano.
Con la ayuda de su equipo y oficinas en los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, Sudáfrica, Ucrania, Singapur, y la flamante inauguración de la oficina para Latinoamérica en Colombia, Kenneth está cumpliendo su visión de predicar con valentía la Palabra incorruptible de Dios desde la cima más alta hasta el valle más profundo, y en todos los confines de la Tierra. Su ministerio alcanza a millones de personas en el mundo por medio de programas televisivos semanales, revistas, mensajes en audio y video, convenciones y campañas, y a través de la red mundial internet.