«El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él…. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.»
(Juan 14:21, 15:12)
Hay algo indescriptible acerca de la manifestación de la presencia de Dios. Aunque sabemos que Él está siempre con nosotros —cuando sentimos Su presencia y cuando no la sentimos— los que hemos experimentado la tangible presencia de Dios, tenemos cada vez más y más hambre de ésta.
Por esa razón, muchos creyentes oran de la siguiente manera: ¡SEÑOR, quiero más de Ti! Y cuando experimentan la dulce presencia de Dios, la buscan con mayor fervor que antes. Quieren permanecer cerca del SEÑOR, y escuchar Su voz. No sólo desean conocer hechos teológicos acerca de Dios, sino también ¡quieren entablar una relación viva con Él.
Algunos, tratan de sentir Su presencia, y van de servicio en servicio buscando señales y maravillas. Otros oran por horas, rogando y suplicándole a Dios que se revele ante ellos. Ciertamente, las reuniones de la unción del Espíritu Santo son maravillosas, y la oración es esencial. Pero Jesús nos dio la llave para abrir la puerta que nos lleva hacia la manifestación de Su presencia. Y tristemente, muchas personas no la toman en cuenta: es la llave del amor. Pues Él expresó de manera clara: “Yo me manifestaré a aquellos que creen en Mí, y obedecen el mandamiento del amor”.
Vivir en amor es fundamental si usted quiere mantener una comunión vital con Dios. Cada paso que dé en amor, lo acercará al SEÑOR; y cada paso que dé fuera del amor, lo alejará de Él.
Años atrás, Rufus Moseley recibió la revelación de que al vivir bajo el mandamiento del amor, la presencia de Dios estaría todo el tiempo con nosotros. El declaró:
«Yo sabía que el secreto era vivir en amor. Si permanecemos en Su amor y siempre andamos conforme a éste —sintiendo, deseando y dándole todo el amor posible a todas las personas y a todas las cosas—; estaremos todo el tiempo en Él y bajo Su unción. Supe que si yo podía escribir editoriales en amor, también podía hacer todo lo demás conforme a ese amor. Incluso podría estar en lugares celestiales, aunque tuviera que arar con una mula, podar árboles, estar en salas de audiencia, estar en la celda de los condenados a muerte, y estar en cualquier lugar de necesidad, siempre y cuando lo haga mediante el Espíritu de amor».
¡Qué sencillo secreto sobrenatural tan maravilloso! Mientras más vivamos en amor, más experimentaremos la manifestación de la presencia de Dios. Andar en amor, aumentará nuestra capacidad de sentir a nuestro SEÑOR Jesús caminando con nosotros adondequiera que vayamos. ¡Y debido a que Su presencia nos trae plenitud de gozo (Salmos 16:11), nos deleitaremos en todo lo que hagamos!