Los creyentes no son inmunes a los problemas matrimoniales. De hecho, el matrimonio —en especial entre creyentes— es el objetivo principal del enemigo. Sin embargo, la buena noticia es que como creyentes tenemos un arma que siempre nos ayuda en contra de nuestro enemigo. Es la misma arma que nos libertó de Satanás cuando nacimos de nuevo. El arma a la que me refiero es el tipo de amor de Dios.
El tipo de amor de Dios, derriba las paredes que Satanás trata de poner en medio de los esposos y esposas. Este amor bloquea por completo los conflictos, la amargura y los sentimientos heridos.
En 1 Corintios se describe el comportamiento del tipo de amor de Dios. ¡Éste nunca falla! Pues va más allá de la capacidad del amor humano, y corrige de raíz cualquier problema.
Uno de los más grandes actos de amor, es la intercesión —una oración desinteresada por otra persona hasta que obtengamos el rompimiento—. Cuando oras por tu cónyuge, estás poniendo: “…a su disposición un gran poder —algo vigoroso está obrando—” (Santiago 5:16, AMP). El poder de Dios quita la venda de los ojos espirituales, ¡y hace que la luz del evangelio llegue al corazón de ella o él!
Permite que el ejemplo de Jesús sea tu guía en el propósito que tienes de amar a tu cónyuge, así como Jesús te ama a ti. Deja por un lado tus propias necesidades y deseos y considera las de tu cónyuge. Y verás que él o ella, responderán con amor, de la misma forma que la Biblia nos enseña que respondemos al amor de Jesús. 1 Juan 4:19: «Nosotros lo amamos a él, porque él nos amó primero».
Cuando ores, mira a tu cónyuge como Jesús lo ve; y cada vez que lo veas, tu corazón será blando hacia él o ella. Estarás obrando en el tipo de amor de Dios, el cual: “no conoce límites para resistir, no pierde su credibilidad, no debilita su esperanza; y puede sobrevivir a todo” (1 Corintios 13:7, The New Testament in Modern English). ¡Este tipo de amor nunca falla!