fbpx

Pregunta del día

marzo 29

¿Cómo recibo fe?

Un nuevo y emocionante plan de vida, especialmente diseñado por Dios, es parte de la herencia que recibiste cuando aceptaste a Jesús ¡como el Señor de tu vida! En Efesios 2:10, dice: «Nosotros somos hechura suya; hemos sido creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que vivamos de acuerdo con ellas».

Es imposible cumplir ese magnífico plan en tus propias fuerzas. La única forma de lograrlo, es a través de la fe. En Hebreos 11:6, dice: «Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que sabe recompensar a quienes lo buscan». No te intimides con este versículo preguntándote si tu fe es lo suficientemente buena como para que recibas de Dios. Las maravillosas noticias son que esa cita aclara que no es imposible tener esa clase de fe. De hecho, la clase de fe que Dios busca puede resumirse en dos grandes características:

  1. Creer que Dios existe.
  2. Creer que Dios recompensa a quienes lo buscan con diligencia.

No necesitas habilidades extraordinarias para recibir de Dios. Sólo debes creer que Dios en realidad existe y que Él te recompensará ¡a medida que lo busques!

El capítulo 11 de Hebreos, está lleno de historias de personas que simplemente creyeron en Dios y confiaron que Él los recompensaría si seguían Su dirección. Te animamos a que leas este capítulo en tu Biblia, y tomes nota acerca de las personas que cumplieron su propósito en la vida al confiar en Dios. Luego, lee acerca de sus vidas con mayor detalle en el Antiguo Testamento. Éstos son algunos de esos hombres y mujeres del Antiguo Testamento que confiaron en Dios:

Abel (Génesis 4); Noé (Génesis 6-9); Abraham (Génesis 12-25); Sara (Génesis 17-21); Isaac (Génesis 17-35); Jacob (Génesis 25-37); José (Génesis 37-50); Moisés (Éxodo 1.40); Josué (Josué 1-6); Rahab (Josué 2-6); Barac (Jueces 4-5); Gedeón (Jueces 6-8); Jefté (Josué 11-12); Sansón (Josué 13-16); Samuel y David (1 Samuel 1-2 Samuel 24); Daniel (1-12).

Al igual que todos estos grandes hombres y mujeres, tú puedes tener la clase de fe que agrada a Dios. ¡Y no tienes que hacerlo todo por tus propios medios! Tu éxito como cristiano no se trata de tener una “gran” fe, sino de tener fe en Dios.