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Pregunta del día

noviembre 03

¿Cuáles son las consecuencias de alejarte del Señor?

La compasión que demuestra nuestro Padre Dios hacia uno de Sus hijos que ha tomado el camino equivocado, se nos revela de forma clara en Jeremías 3:14: «Vuélvanse a mí, hijos rebeldes. Yo soy su Señor. De cada ciudad tomaré a uno de ustedes, y de cada familia tomaré a dos, y los introduciré en Sión».

Así mismo, vemos un ejemplo de la compasión de Dios en la parábola que Jesús enseñó, acerca del hijo pródigo; ya que cuando el hijo perdido regresó arrepentido a casa, el padre corrió hacia él para recibirlo (Lucas 15:11-24). Esa parábola ejemplifica la misericordia y el amor del Padre hacia Sus hijos. En 1 Juan 1:9 dice: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad».

El amor que nuestro Padre tiene hacia la persona que se ha alejado de Él es tan maravilloso, que cualquiera podría pensar que Su misericordia casi les permite a los cristianos portar una licencia para pecar. Sin embargo, en Romanos 6:1-2 se nos revela la siguiente verdad: «Entonces, ¿qué diremos? ¿Seguiremos pecando, para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?».

Existen consecuencias de vivir en pecado, o de “sembrar para la carne”. En Gálatas 6:7-9, dice: «No se engañen. Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará. El que siembra para sí mismo, de sí mismo cosechará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no nos desanimamos».

Cuando un creyente vive en pecado, comienza a cosechar las consecuencias negativas de sus acciones; en lugar de cosechar las bendiciones que fueron provistas a través de Jesús. Vivir en esa contradictoria situación, no es lo mejor que Dios quiere para Su pueblo. Jesús nos dio la libertad de acercarnos: «…confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda» (Hebreos 4:16). Por esa razón, debemos correr hacia Jesús y no alejarnos de Él cuando fallamos. Dios desea que seamos exitosos, ¡y nos promete Su ayuda, siempre y cuando la recibamos!

Ahora que ya hemos sido redimidos de la ley del pecado y de la muerte, por medio de Cristo (Romanos 8:2). Nuestra responsabilidad es recibir Su poder para vivir en el Espíritu, en lugar de vivir conforme a nuestra naturaleza pecaminosa. Cuando permanecemos en Cristo y recibimos Su poder, ni siquiera contemplaremos la idea de alejarnos de Él.