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Pregunta del día

junio 26

¿Cómo debería responderles a los síntomas de la enfermedad, y a las circunstancias?

Confiesa lo mismo que Dios dice acerca de esos síntomas y circunstancias. Algunas personas han supuesto, equivocadamente, que la confesión se trata de negar los hechos físicos y circunstancias temporales. Sin embargo, eso no es así. Confesar es declarar lo mismo que Dios, quien nunca cambia, ha dicho acerca del resultado; permaneciendo firmes en fe hasta que toda condición temporal se alinee con Su eterna declaración.
Esto en realidad no es nada nuevo. Es un proceso que empieza con la salvación. Una persona perdida lo hace cuando declara que Jesús es el Señor de su vida: «Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Pues es por creer en tu corazón que eres declarado justo a los ojos de Dios y es por confesarlo con tu boca que eres salvo» (NTV).
La confesión continúa siendo una parte importante de nuestro crecimiento espiritual como creyentes. Jesús señaló esto al describir la importancia de confesar las mismas palabras de Su Padre, y no las de Él: «…Yo no hago nada por mi cuenta, sino que digo únicamente lo que el Padre me enseñó… Jesús les dijo a los que creyeron en él: —Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas». En respuesta a la pregunta de cómo se les mostraría a Sus discípulos después de Su resurrección, Jesús les dijo: «…Todos los que me aman harán lo que yo diga…Y recuerden, mis palabras no son mías, lo que les hablo proviene del Padre, quien me envió» (Juan 14:23-24, NTV).
Jesús nunca hizo algo si antes no escuchaba o veía al Padre hacerlo. Como Sus discípulos, nuestras palabras deben estar en completo acuerdo con lo que el Padre ha dicho respecto a nosotros. Cuando confesamos Sus palabras con fe, éstas tienen el mismo poder para cambiar nuestras circunstancias, como lo tenían cuando Dios llevó a cabo la creación.
El proceso de creer y declarar, es el que da como resultado el beneficio de nuestra salvación; la cual se nos ha prometido en la Palabra de Dios desde el cielo para nuestras vidas. Cuando le dices a alguien que estás sano porque la Biblia dice: “Por sus llagas has sido sanado”, estás confesando una verdad. Jesús nos ha —ya lo hizo—redimido de la maldición de la ley (Deuteronomio 28, Gálatas 3:13).
El ministerio de Jesús para nosotros en estos días, incluye Su posición como Sumo Sacerdote de nuestra profesión, o confesión (Hebreos 3:1). La palabra profesar significa: “decir la misma cosa”. Cuando decimos sólo lo que Dios ha declarado, Sus palabras tienen el mismo poder de fe, al salir de nuestros labios, como lo tuvieron cuando las mencionó por primera vez. Continúa cambiando tus circunstancias llenando tu corazón con la Palabra de Dios. ¡Y deja que tu palabra sea la Palabra de Dios!