¿Te gustaría tener éxito en tus negocios más allá de lo que el trabajo duro, el poder de tu imaginación y las técnicas de mercadeo pueden lograr?
La bendición que recibe el dueño de un negocio que diezma de los ingresos que obtiene de ese negocio, es la misma bendición que recibe una persona que diezma de sus ingresos: «Entreguen completos los diezmos en mi tesorería, y habrá alimento en mi templo. Con esto pueden ponerme a prueba: verán si no les abro las ventanas de los cielos y derramo sobre ustedes abundantes bendiciones. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos» (Malaquías 3:10-12).
Si deseas que Dios se involucre en el crecimiento (de las ganancias) de tu negocio, entonces diezma sobre todos los ingresos de tus negocios. Dios es el mejor socio financiero que puedas tener. Cuando tú lo honras con tus finanzas, Él se encargará de suplir todas tus necesidades.