Algunos creyentes piensan que el diezmo comenzó con la ley de Moisés del Antiguo Pacto. Ciertamente, la ley estableció las instrucciones acerca de cómo presentar los diezmos al Señor. Sin embargo, hubo un diezmo que fue presentado al Señor cientos de años antes que existiera la ley. Abram (Abraham) diezmó en Génesis 14:17-24. En ese pasaje leemos que él diezmó como muestra de su gratitud por la prosperidad de Dios sobre su trabajo y por vencer en batalla a sus enemigos.
El diezmo de Abram fue una acción que nació de su corazón, y no una obligación. Jesús no se convirtió en nuestra Fuente para acabar con ese testimonio y expresión de gratitud hacia Dios. El Antiguo Pacto no instituyó más el diezmo de lo que el Nuevo Pacto abolió el diezmo. Dar siempre ha sido un acto del corazón, y no algo obligatorio. Hoy día, ofrecemos nuestros diezmos a Jesús en una actitud de adoración (Hebreos 6:20 y 7:1).
La convicción personal de Kenneth y Gloria Copeland es diezmar sobre todos los ingresos que reciben sus manos (Proverbios 3:9-10, Malaquías 3:8-11). Ellos saben que el Señor siempre los bendecirá más allá de lo que puedan pedir o pensar (Efesios 3:20).
Diezmar sólo es el comienzo del sistema de vida de Dios, ¡pues podemos rendirnos como ofrenda a Él todos los días! Ya sea que lo hagamos siendo amables con otra persona o compartiendo las buenas nuevas del evangelio con alguien que tenga necesidad, Dios desea que seamos personas dadoras. Te animamos a que te comprometas con el Señor a entregarte a ti mismo como Él te dirija. Puede ser tu tiempo, tus talentos, tus finanzas o habilidades, ¡Dios usará y recompensará tu semilla sembrada (Hebreos 11:6)!