El bautismo en agua no solo significa que una persona sea bautizada en agua, sino también es un acto que da testimonio a su comunidad qué sucedió cuando su vida fue transformada por Jesús. Este bautismo confirma y fortalece el compromiso del nuevo creyente, de llevar una vida conforme al corazón de Dios. También le brinda al creyente la oportunidad de testificarle abiertamente a los demás de su experiencia de haber sido crucificado con Cristo, sepultado y resucitado con Él para disfrutar una vida nueva (Gálatas 2:20; Romanos 6:4-6).
El significado del bautismo en agua es claro, cuando comprendes el significado del verbo original en griego baptidzo. El cual significa “sumergir”. Sumergirse es un ejemplo de un entierro. Por tanto, aunque en algunas iglesias rocíen o derramen agua durante la ceremonia del bautismo, el significado más claro del bautismo, es sumergir a un creyente por completo y luego sacarlo del agua. El viejo ser está muerto y enterrado, y un nuevo ser surge de la tumba, renace para disfrutar una nueva vida por medio del poder del Espíritu Santo.
Una nota importante: Si antes no has aceptado a Jesús como tu Señor ni has creído que Dios lo levantó de los muertos, el bautismo en agua no tiene propósito alguno. El bautismo en agua no es un acto que salva. Lo que nos limpia no es el agua, sino la preciosa sangre que Jesús derramó en la Cruz (lee Efesios 1:7; Hebreos 9:22; Apocalipsis 1:5). Si crees que jamás has enterrado, de manera correcta, tu antigua naturaleza pecaminosa ni le has dedicado todo tu ser al Señor, no esperes más, busca una iglesia en la que puedas ser bautizado y ser ¡completamente libre!