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Pregunta del día

abril 30

He estado creyendo por mi sanidad desde hace mucho tiempo, sin embargo, no la he recibido. ¿Está reteniendo Dios mi sanidad, o habrá algo que está bloqueándola?

Dios nunca nos retiene nada. Cuando no recibimos algo que Él nos ha prometido, podemos estar seguros de que el problema está en nosotros, y no en Él.

El deseo de Dios, es que todos tengan salud –¡y eso te incluye a ti!−. Jesús compró tu sanidad al mismo tiempo que compró tu redención del pecado (Isaías 53:4-5). Así que, al igual que la salvación, la sanidad también está a tu disposición. Sin embargo, existen varias cosas que pueden impedir que no la recibas.

Número uno: Fallar en caminar en amor. En Gálatas 5:6, dice que la fe obra por el amor. Entonces si quieres que tu fe prevalezca sobre la enfermedad o el dolor, tendrás que obrar por medio del amor. Lee 1 Corintios 13:3-8, y te darás cuenta cómo se comporta la persona que tiene el tipo de amor de Dios. Después de todo, el amor no es un sentimiento, es una acción. Así que, comienza a vivir en amor, y te darás cuenta que no estás muy lejos de alcanzar tu sanidad.

Número dos: La incredulidad. En Marcos 11:24, Jesús dice con exactitud qué se necesita para recibir algo de Dios: «…Todo lo que pidan en oración, crean que lo recibirán, y se les concederá». La mayoría de personas están dispuestas a creer que recibirán la sanidad sólo cuando vean o sientan los resultados. Sin embargo, de acuerdo con esos versículos, debes creer que la recibes cuando oras. Debes creer que tienes lo que has pedido por medio de la fe, y luego, obtendrás tu sanidad.

Número tres: El pecado. En 1 Juan 3:22, dice que recibiremos lo que le pidamos a Dios, porque hacemos las cosas que a Él le agradan. Tener una vida sin pecado, y rebelión, hará que tengamos confianza en nuestros corazones hacia Dios. Y tener confianza hacia Dios, es una parte esencial de la obra de la fe.

Número cuatro: El perdón. Es probable que éste sea el obstáculo más grande para recibir tu sanidad. Por esa razón, Jesús después de haber dado las instrucciones acerca de la fe, dijo: «Y cuando oren, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus ofensas» (Marcos 11:25). Préstale atención a las palabras: «…cuando oren…». No esperes. En cuanto alguien te ofenda, perdónalo de inmediato y tus oraciones nunca serán estorbadas.

Si estás obedeciendo en estas cuatro áreas de manera constante, ten la confianza de que tu sanidad llegará. Así que permanece firme en fe (Efesios 6:12-13), ¡y recibirás tu milagro!

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