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Pregunta del día

junio 01

¿La homosexualidad es algo incorrecto?

La persona que demuestre un comportamiento homosexual o que luche con tendencias homosexuales no recibe menos amor del que Dios o los Ministerios Kenneth Copeland demuestran a cualquier otra persona. En Juan 3:17, dice: «Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él». Dios no condena a las personas o busca razones para rechazarlas. Todo lo que Él busca es que esa persona decida amarlo, servirle y obedecerle con todo su corazón, su alma, su mente y su fuerza (Mateo 22:37-40; Marcos 12:30-31).

Dios creó a la humanidad como hombre y mujer. Su orden natural fue que cada persona tenga un deseo innato por el sexo opuesto. La unión sexual entre un hombre y una mujer dentro del límite de una relación de matrimonio establecida por Dios, es lo correcto y es santa mediante los estándares de Dios (Génesis 2:23-24; Hebreos 13:4; Romanos 1:26.27; Efesios 5:21-33). Por el contrario, en las Escrituras se nos enseña que cuando un hombre desea tener una unión sexual con otro hombre, o una mujer con otra mujer, es un afecto no natural que va en contra del orden natural de la creación de Dios (Génesis 19:1-7; Levítico 18:22-23, 20:13; Romanos 1:18-25; 1 Corintios 6:9-10; 1 Timoteo 1:8-10).

La buena noticia es que la libertad de la homosexualidad, y cualquier otra manifestación de la naturaleza de pecado ¡fue pagada con la sangre de Jesús! El camino hacia la libertad para el homosexual es el mismo camino que se le ofrece a todas las personas en la Tierra: Aceptar a Jesús como Señor y Salvador (Romanos 10:9-10) y así, recibir una nueva naturaleza en su interior (2 Corintios 5:17). Una vez que una persona nace de nuevo, puede recibir con libertad la gracia de Dios (recibir poder sobrenatural) para vencer el deseo pecaminoso de la carne y vivir en total victoria (Hebreos 4:15-16). No podemos definir bíblicamente la homosexualidad como un comportamiento correcto, pero sí podemos definir el amor, la misericordia y la compasión como la respuesta adecuada para este grupo de personas.

Algunos pueden argumentar que la verdadera aceptación requiere tolerar ese comportamiento. Pero aceptar y tolerar son dos cosas diferentes. Dios acepta a todo el que se acerque a Él a través de Jesús, pero no tolerará sus acciones (2 Corintios 5:19).