En 1 Corintios 14:3, aprendemos que el objetivo de una profecía es: edificar, exhortar, y consolar a los demás. Una profecía siempre debe estar alineada a la Palabra de Dios. Pues sabemos que lo que Dios escribió en Su Palabra, siempre será Su voluntad.
Eso es muy importante, pues una profecía se da para confirmar, o hacer que una persona cumpla la voluntad de Dios. Una profecía se da cuando Dios le ha hablado a una persona y, ya sea él o ella, no está seguro o no ha estado escuchando; y es ahí cuando el Espíritu de Dios le habla a través de otra persona.
Deja que la profecía sea la que confirme lo que has estado escuchando, o que te guie a llevar a cabo la voluntad de Dios. Ahora bien, ¡tu vida no debe conducirse por las profecías! En Proverbios 20:27 dice: «La luz del SEÑOR penetra el espíritu humano y pone al descubierto cada intención oculta» (NTV). El Espíritu de Dios está morando en tu espíritu, y cuando se trata de cualquier don espiritual, puedes confiar plenamente en Su dirección (1 Juan 2:27; Juan 16:13).
junio 22