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Pregunta del día

agosto 09

¿Qué puedo hacer para poder sobrevivir en medio de un ambiente de trabajo hostil?

Todos nos enfrentamos con personas difíciles en algunas ocasiones –el mecánico de tu vehículo que te cobró de más, el médico que no tiene una buena forma de tratarte, aún el mesero que no anotó bien tu orden, y que francamente no le importó−. ¿Pero qué sucede cuando ese tipo de personas están en el mismo lugar donde tu trabajas? Cuando el lugar donde trabajas se vuelve un lugar hostil, necesitas permanecer en fe y firme en la Palabra.

A continuación, te presento varios versículos bíblicos que te ayudarán a permanecer en fe cuando tu lugar de trabajo sea hostil. Léelos, escríbelos, medita en ellos, confiésalos y decláralos. Permite que la Palabra de Dios te fortalezca, y recuerda: «La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!» (Efesios 6:12).

  • «¡Bendito seas, Señor, mi roca!… Tú eres mi castillo de misericordia, mi fortaleza, mi libertador; eres mi escudo, y en ti me refugio; ¡tú haces que los pueblos se sometan a ti» (Salmos 144:1-2).
  • «Pero que se alegren todos los que en ti confían; que griten siempre de júbilo, porque tú los defiendes; que vivan felices los que aman tu nombre. Tú, Señor, bendices al hombre justo; tu favor lo rodea, como un escudo» (Salmos 5:11-12).
  • «Tú eres mi escondite; eres mi escudo; en tu palabra he puesto mi esperanza» (Salmos 119:114.
  • «El Señor es tu protector; el Señor es como tu sombre: ¡siempre está a tu mano derecha! El Señor te librará de todo mal; el Señor protegerá tu vida. El Señor te estará vigilando cuando salgas y cuando regreses, desde ahora y hasta siempre» (Salmos 121:5, 7-8).
  • «Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no se amedrentará; aunque me ataquen y me declaren la guerra, en esto fincaré mi confianza: Cuando vengan los días malos, él me esconderá en su santuario; me ocultará en lo más recóndito de su templo, me pondrá en lo alto de una roca. Ante los enemigos que me rodean me hará levantar la cabeza, y llevaré a su templo mis ofrendas de alegría y allí cantaré salmos al Señor» (Salmos 27:3, 5-6).

Cuando las personas difíciles de tratar se levanten contra ti, puedes correr hacia un lugar seguro: la Palabra de Dios.

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