Wicca se convirtió en un movimiento, en Inglaterra, durante la década de 1950; gracias a los libros de Gerald Gardner. Wicca es un grupo difícil de definir, pues cada grupo que se autoproclama como wiccano tiene diferentes creencias y practican diferentes rituales.
Para darte una idea de la variedad de creencias de los wiccanos, algunos son ateos (no creen en Dios), otros alaban a muchos dioses y deidades de la tradición Celta, y un pequeño grupo sigue las tradiciones de las brujas que vivieron en la edad oscura, al adorar al diablo (la mayoría de wiccanos de la actualidad rechazan la existencia del diablo), la gran mayoría de wiccanos adoran a dos deidades llamadas: “La gran diosa madre” y el “dios Astado” (descrito como mitad hombre y mitad animal).
En todo caso, Wicca es una forma de ocultismo; cuyos seguidores practican la adivinación y la magia, y la mayoría cree en la reencarnación. Es irrelevante que este grupo de personas sientan que están adorando a diablo o no, pues es lo que hacen.
El libro de las sombras se considera el manuscrito sagrado de la religión Wicca, aunque no existe una copia oficial. Por lo regular, cada vez que celebran un aquelarre (reunión de brujos y brujas) tienen una copia escrita a mano, donde se encuentran sus practicas y conocimientos. La mayoría de wiccanos ven el sexo fuera del matrimonio y otros placeres mundanos, incluyendo el uso de drogas, como practicas buenas y sanas.
Una de las principales razones por la que es peligroso unirse a un grupo Wicca, es que uno de los requisitos para formar parte de la secta es jurar no divulgar sus secretos; de lo contrario se castiga con la muerte.
En resumen, la secta Wicca se trata de rituales y juramentos que no son violentos; sin embargo, muchos de los que inician como wiccanos, se abren a la posibilidad de practicar las formas de ocultismo más oscuras y peligrosas.
Lo más maravilloso es que el nombre de Jesús es el nombre sombre todo nombre, y que la secta Wicca no tiene poder ¡sobre alguien que invoca el nombre de Jesús! (Filipenses 2:9-10; Romanos 10:13).