Puede ser difícil tener una fuerte convicción acerca de algo tan importante como diezmar, y que tu cónyuge no la comparta contigo. Al enemigo, le gustaría que pienses que no puedes tener éxito financiero a causa de la oposición de tu cónyuge.

No temas por tu éxito financiero porque tu cónyuge se niegue a diezmar. Dios no sólo te ama a ti, sino a ambos; es decir, a ti y a tu cónyuge —aunque él no sea fiel a ese mandamiento—. El hermano Copeland ofrece este consejo para situaciones como ésta: «Si tu pareja se niega a que tú diezmes con tu dinero, entonces diezma tu tiempo, tu vida de oración o tus talentos. Cualquier cosa que puedas dar, dála. Diezma con la idea de que, aunque estés limitado en lo que puedas dar, diezmarás gozoso lo que puedas entregar. Porque el Señor ama al dador alegre. Él mira la actitud del corazón, no lo mucho que has dado» (2 Corintios 9:6-8).

Concentra  tu atención en el amor de Dios. Recuerda que, el amor y la bondad de Dios es lo único que puede producir un verdadero cambio en el corazón de tu cónyuge (Romanos 2:4). Discutir con tu cónyuge por tus finanzas, no cambiará nada. Discutir y estar en contienda no ayuda a nadie; pues la mayoría de personas rechaza las cosas espirituales cuando los confrontas con contienda. Rechaza la contienda y escoge el camino del amor.