Una persona no vive durante mucho tiempo en este mundo, sin darse cuenta de la realidad de la muerte, y el hecho de que todos la enfrentaremos un día. Sin embargo, los cristianos tienen noticias adicionales acerca de este evento ¡y son buenas noticias! (2 Corintios 5:1-9, en especial el versículo 8). Cuando nos ausentemos de este cuerpo (a la hora de la muerte), nos presentaremos ante el Señor. Como creyentes, nuestro espíritu se va de inmediato para estar con Jesús.

Entonces el cuerpo físico o natural, permanecerá en la tumba hasta la Venida de Jesús el día del Rapto, y cuando ese cuerpo sea resucitado, como el cuerpo glorificado de Jesús, se reunirá con su espíritu (1 Tesalonicenses 4:13-18).

En la Biblia no se respalda en ningún momento la idea de la reencarnación. En Hebreos 9:27, dice: «…está establecido que los hombres mueran una sola vez…». Si las personas regresaran a la Tierra reencarnadas, tendrían que morir una y otra vez.

Cuando te das cuenta que para los creyentes la muerte significa estar con Jesús, hasta que nos reunamos con nuestros cuerpos resucitados; comprenderás por qué la muerte no tiene ningún aguijón, y que ciertamente Jesús destruyó el poder que ésta tenía para hacernos daño. (Lee 1 Corintios 15 para obtener más entendimiento acerca de la muerte y la resurrección después de la muerte).