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Sanidad

En realidad ¿necesitas medicina contra la ansiedad?

Medicina para los nervios. Así es como algunas personas le llamaban a la medicina contra la ansiedad. Venía en un frasco pequeño y contenía mucho alcohol. Lo ingerían cuando se enojaban (¡o eso decían!). Era raro que un niño viera a un adulto bebiéndola, pero cuando las cosas salían mal y la tensión surgía, a menudo los escuchaban decir: “¡Tomemos la medicina para los nervios!”.

La idea de la medicina para los nervios, quizá hoy se escuche graciosa, pero la medicina moderna tiene sus propias versiones —Xanax, Lexapro, Arivan, Cymbalta, Valium o cualquier nombre de recetas de medicamentos contra la ansiedad—. Si actualmente estás tomando uno de estos medicamentos o estás considerando tomar uno, permite que lo que te voy a decir, sea una exhortación para agitar tu fe.

Comprende que éste no es un mensaje de condenación, sino para animarte. Si estás tomando una prescripción médica, sigue las instrucciones del médico hasta que Dios te indique lo contrario. Sin embargo, quiero que sepas lo siguiente: si eres un creyente nacido de nuevo, tienes acceso al poder que calma los nervios y produce salud, el cual no viene en un frasco. Proverbios 3:1-2, 8, (la Biblia Amplificada) promete “tranquilidad [en tu interior y en el exterior y continuará en tu vejez, hasta que mueras] cuando obedeces los mandamientos del Señor.

Puedes tener paz en tu mente y en tu cuerpo. No tienes que padecer ataques de pánico, sentimientos de depresión o tristeza, agotamiento mental y físico o pensamientos de preocupación. Puedes tener paz, a pesar de lo que esté sucediendo a tu alrededor. Considera los siguientes pasos para implementar la paz de Dios en tu vida.

  1. Comprende que la ansiedad está bajo la maldición

La voluntad de Dios para cada uno de Sus hijos, es que tengan su mente en paz (Isaías 53:4-5, 2 Timoteo 1:7). La ansiedad, la depresión y el temor son parte de la maldición. ¿Y adivina qué? Jesús murió para librarte de la maldición. Tu libertad ya fue comprada, pero depende de ti recibirla.

  1. Pídele a Dios que te muestre la raíz de tu ansiedad

Puede que tu ansiedad provenga de muchas raíces —físicas, emocionales o espirituales—. La ansiedad puede ser causada por problemas internos, como la falta de perdón; o el temor, o quizá sea el resultado de situaciones externas como un divorcio o la perdida de tu empleo. Pídele al Señor que te revele la raíz de tu ansiedad o que te guíe hacia alguien que te ayude a identificar la raíz del problema (Mateo 21:22).

  1. Confiesa sanidad sobre tu ansiedad

Una vez que sepas cuál es la raíz de tu ansiedad, realiza una lista de escrituras referentes a tu situación (Romanos 10:17). Usa esas escrituras (repitiéndolas muchas veces al día) como si siguieras una receta médica. Éstos son algunos versículos que puedes considerar: Isaías 40:29; Salmos 103:4-5, 55:22, 94:19, 139:23-24, Filipenses 4:6-7.

  1. Busca un consejo sabio para enfrentar tu ansiedad

Así como oras para pedir dirección, pídele a Dios que te muestre si necesitas buscar ayuda. Si tu fe está lista para resistir los síntomas de la ansiedad, entonces resístelos a toda costa. Pero si el Espíritu Santo te indica que busques a un pastor, a un consejero, a un médico, a un nutricionista, a un mentor o a un buen amigo, obedece Su indicación. No permitas que la culpa de buscar ayuda, te impida obedecer al Espíritu Santo (1 Juan 3:21-22). A menudo, Dios utiliza la vida de otras personas para llevarnos del punto A al punto B.

  1. Activa la sanidad para tu ansiedad

«Lo mismo sucede con la fe: si no tiene obras, está muerta» (Santiago 2:17). Comienza a actuar conforme a tu sanidad, incluso si los síntomas persisten.

  • Obedece todo lo que el Espíritu Santo te pida que hagas —cambiarte de trabajo, terminar relaciones, mudarte, etc. La clave es obedecer (Proverbios 3:5-6)—.
  • Comienza a ocuparte de tu cuerpo realizando el ejercicio adecuado, haciendo dietas y tomando suplementos.
  • Sal de tu casa y experimenta la maravillosa obra de Dios en la naturaleza.
  • Sé voluntario en tu iglesia, en un comedor de beneficencia, en una línea de oración o en algún otro medio de alcance. A medida que siembres tu tiempo y animes a los demás, Dios bendecirá tus esfuerzos y ajustará tu enfoque (Lucas 6:38).
  • Mantén un registro de oraciones. Anota ahí tus peticiones de oración, tus oraciones respondidas, y las bendiciones que Dios te da. Mientras más consciente seas de Sus bendiciones en tu entorno, más agradecido serás en tu vida.

Jesús pagó el precio por tu completa liberación—incluso por tu liberación de la ansiedad y del medicamento contra la ansiedad—. A medida que deposites tu fe en la Palabra de Dios, comenzarás a disfrutar una vida de paz, sin importar lo que enfrentes en el camino.