Una vez que escuches la Palabra de Dios y decidas aceptar a Jesús como el Señor de tu vida, no habrá poder que pueda detener el cambio que se está produciendo en tu interior. Y lo mismo sucede con la sanidad. En el Señor todo se recibe de la misma manera―por fe. Los resultados vienen cuando escuchas la Palabra, la recibes y actúas conforme a ella. Dios quiere que cada uno de nosotros sea sano y pleno. Él dice en 3 Juan 2: «Amado, deseo que seas prosperado en todo, y que tengas salud, a la vez que tu alma prospera».
Cree la Palabra de Dios y recibe lo que ésta tiene para ti. Determina que actuarás conforme a todo lo que veas en ella. Si sólo recibes un poco de Palabra un día y otro poco después, y piensas: Bueno, eso podría ser verdad…, y tomas una actitud de incredulidad no obtendrás ningún resultado de ella. Jamás te darás cuenta por completo ni entenderás la sanidad, hasta que sepas más allá de cualquier duda, que el deseo de Dios para ti es que seas sano.
¡Dios desea que seas sano! Anhela que crezcas en la Palabra y vivas en Su perfecto plan para tu vida. Deposita la Palabra de Dios concerniente a tu sanidad en tu corazón, medita, o piensa al respecto, luego, declárala con valentía. Su Palabra no regresará vacía, sino que cumplirá aquello para la cual fue enviada (Isaías 55:11).