Cuando Jesús llevó nuestros pecados, también llevó nuestras enfermedades. La Cruz marcó una cura completa para las enfermedades de toda la humanidad. El precio por la sanidad ya fue pagado. La enfermedad no puede gobernar más de lo que tú se lo permitas.
Cuando aceptes el hecho de que Jesús llevó tus pecados, tus enfermedades, tus debilidades y dolores, tus días de enfermedad terminarán. Entender la verdad de la Palabra de Dios con respecto a tu sanidad destruirá el poder de Satanás sobre tu vida. La verdad te hace libre de su poder, cuando te das cuenta de que tu sanidad ya ha sido comprada.
¿Qué hizo Jesús con tus enfermedades? De acuerdo con la Palabra, Él las llevó por ti. No podría ser la voluntad de Dios para ti que padezcas la enfermedad que Jesús ya sufrió por ti. Porque Dios amó tanto al mundo que dio un sustituto, Su único Hijo, para salvar a la humanidad de la maldición de Satanás. En Gálatas 3:13, leemos: «Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y por nosotros se hizo maldición (porque está escrito: (Maldito todo el que es colgado en un madero)».
Lo que debes hacer, es levantarte y echar fuera la enfermedad en el nombre de Jesús. No le des lugar en tu cuerpo. No existe pecado tan grande que el sacrificio de Jesús no pueda cancelar y limpiar. El poder de Dios limpia y transforma a cualquiera que reciba la salvación hasta que no quede rastro de su pasado o de su pecado. Jesús pagó el precio de nuestra redención de toda la maldición de la ley. ¡De toda!