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Sanidad

Escrituras de sanidad para edificar tu fe

¡Lee estas escrituras, imprímelas y ponlas en práctica!

  • Éxodo 15:26: «Si escuchas con atención la voz del Señor tu Dios, y haces lo que es recto delante de sus ojos, y prestas oído a sus mandamientos y cumples todos sus estatutos, jamás te enviaré ninguna de las enfermedades que les envié a los egipcios. Yo soy el Señor, tu sanador».
  • Éxodo 23:25-26: «Pero me servirán a mí, el Señor su Dios, y yo bendeciré tu pan y tus aguas, y quitaré de en medio de ti toda enfermedad. No habrá en tu tierra mujer que aborte, ni estéril. Yo haré que vivas los años que debes vivir».
  • Deuteronomio 7:14-15: «¡Bendito serás, por encima de todos los pueblos! No habrá en ti hombre ni mujer que sea estéril, ni tampoco entre tus ganados. El Señor alejará de ti toda enfermedad. No enviará sobre ti ninguna de las plagas malignas que envió sobre Egipto, y que tú conoces, aunque sí las enviará sobre todos los que te aborrezcan».
  • Deuteronomio 30:19-20: « Hoy pongo a los cielos y a la tierra por testigos contra ustedes, de que he puesto ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que tú y tu descendencia vivan; y para que ames al Señor tu Dios, y atiendas a su voz, y lo sigas, pues él es para ti vida y prolongación de tus días. Así habitarás la tierra que el Señor juró a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob, que les daría a ustedes».
  • 1 Reyes 8:56: «Bendito sea el Señor, que le ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a su promesa, sin dejar de cumplir ninguna de las promesas que le hizo a Moisés».
  • Salmos 91:9-10, 14-16: «Por haber puesto al Señor por tu esperanza, por poner al Altísimo como tu protector, no te sobrevendrá ningún mal, ni plaga alguna tocará tu casa. Yo lo pondré a salvo, porque él me ama. Lo enalteceré, porque él conoce mi nombre. Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en medio de la angustia. Yo lo pondré a salvo y lo glorificaré. Le concederé muchos años de vida, y le daré a conocer mi salvación».
  • Salmos 103:1-5: «¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Bendiga todo mi ser su santo nombre! ¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones! El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias. El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia. El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas, como el águila».
  • Salmos 107:17, 19-21: «Obstinados en su conducta rebelde, y afligidos por causa de sus maldades. Pero en su angustia clamaron al Señor. Y él los libró de su aflicción. Con el poder de su palabra los sanó, y los libró de caer en el sepulcro. ¡Alabemos la misericordia del Señor, y sus grandes hechos en favor de los mortales!».
  • Salmos 118:17: «No voy a morir. Más bien, voy a vivir para dar a conocer las obras del Señor».
  • Proverbios: 4:20-24: «Hijo mío, presta atención a mis palabras; inclina tu oído para escuchar mis razones. No las pierdas de vista; guárdalas en lo más profundo de tu corazón. Ellas son vida para quienes las hallan; son la medicina para todo su cuerpo. Cuida tu corazón más que otra cosa, porque él es la fuente de la vida. Aparta de tu boca las palabras perversas; aleja de tus labios las palabras inicuas».
  • Isaías 41:10: «No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha».
  • Isaías 53:4-5: «Con todo, él llevará sobre sí nuestros males, y sufrirá nuestros dolores, mientras nosotros creeremos que Dios lo ha azotado, lo ha herido y humillado. Pero él será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones! Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados».
  • Jeremías 1:12: «El Señor me dijo: Has visto bien. Me estoy apresurando a poner mi palabra por obra».
  • Jeremías 17:14: «¡Sáname, Señor, y recobraré la salud! ¡Sálvame, y quedaré a salvo! ¡Tú eres la razón de mi alabanza!».
  • Jeremías 30:17: «…yo te devolveré la salud y sanaré tus heridas. —Palabra del Señor—».
  • Joel 3:10: «¡Tomen sus azadones y sus hoces, y con ese metal hagan espadas y lanzas! ¡Que saque el débil fuerza de flaqueza!».
  • Nahúm 1:9: «¿Hacen ustedes planes contra el Señor? ¡Él los deshará por completo, y no tendrá que vengarse dos veces!».
  • Mateo 8:2-3: «Un leproso se le acercó, se arrodilló ante él y le dijo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: Quiero. Ya has quedado limpio. Y al instante su lepra desapareció».
  • Mateo 8:16-17: «Al caer la noche, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su sola palabra, expulsó a los demonios y sanó a todos los enfermos. Esto, para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias».
  • Mateo 15:30-31: «Mucha gente se le acercó. Llevaban cojos, ciegos, mudos, mancos, y muchos otros enfermos, y los pusieron a los pies de Jesús, y él los sanó, La multitud se quedaba asombrada, y al ver que los mudos hablaban, los mancos eran sanados, los cojos andaban y los ciegos veían, glorificaban al Dios de Israel».
  • Mateo 18:18-19: «De cierto les digo que todo lo que aten en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desaten en la tierra, será desatado en el cielo. Una vez más les digo, que si en este mundo dos de ustedes se ponen de acuerdo en lo que piden, mi Padre, que está en los cielos, se lo concederá».
  • Mateo 21:21-22: «Jesús les respondió: De cierto les digo, que si ustedes tuvieran fe y no dudaran, no sólo harían esto a la higuera, sino que a este monte le dirían “¡Quítate de ahí y échate en el mar!”, y así se haría. Si ustedes creen, todo lo que pidan en oración lo recibirán».
  • Marcos 9:23: «Jesús le dijo: ¿Cómo que “si puedes”? Para quien cree, todo es posible».
  • Marcos 10:27: «Jesús los miró fijamente y les dijo: «Esto es imposible para los hombres, pero no para Dios. Porque para Dios todo es posible».
  • Marcos 11:22-24: «Jesús les dijo: Tengan fe en Dios. Porque de cierto les digo que cualquiera que diga a este monte: “¡Quítate de ahí y échate en el mar!”, su orden se cumplirá, siempre y cuando no dude en su corazón, sino que crea que se cumplirá. Por tanto, les digo: Todo lo que pidan en oración, crean que lo recibirán, y se les concederá».
  • Marcos 16:14-18: «Finalmente se apareció a los once mismos, mientras ellos estaban sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y obstinación, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, se salvará; pero el que no crea, será condenado. Y estas señales acompañarán a los que crean: En mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán en sus manos serpientes, y si beben algo venenoso, no les hará daño. Además, pondrán sus manos sobre los enfermos, y éstos sanarán».
  • Lucas 6:19: «Toda la gente procuraba tocarlo, porque de él salía un poder que sanaba a todos».
  • Lucas 9:2: «los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos».
  • Lucas 13:16: «Y a esta hija de Abrahán, que Satanás había tenido atada durante dieciocho años, ¿no se le habría de liberar, aunque hoy sea día de reposo?».
  • Hechos 5:16: «Aun de las ciudades vecinas venían muchos a Jerusalén, y traían a sus enfermos y a los atormentados por espíritus inmundos, y todos eran sanados».
  • Hechos 10:38: «Ese mensaje dice que Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, y que él anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».
  • Romanos 4:16-21: «Por tanto, la promesa se recibe por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia, tanto para los que son de la ley como para los que son de la fe de Abrahán, el cual es padre de todos nosotros. Como está escrito: Te he puesto por padre de muchas naciones. Y lo es delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no existen, como si existieran. Contra toda esperanza, Abrahán creyó para llegar a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Además, su fe no flaqueó al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (pues ya tenía casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en la fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios era también poderoso para hacer todo lo que había prometido».
  • Romanos 8:2, 11: «porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús vive en ustedes, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu que vive en ustedes».
  • 2 Corintios 4:18: «Por eso, no nos fijamos en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas».
  • 2 Corintios 10:3-5: «Es verdad que aún somos seres humanos, pero no luchamos como los seres humanos. Las armas con las que luchamos no son las de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas y de desbaratar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y de llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo».
  • Gálatas 3:13-14, 29: «Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y por nosotros se hizo maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abrahán alcanzara a los no judíos, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu. Y si ustedes son de Cristo, ciertamente son linaje de Abrahán y, según la promesa, herederos».
  • Efesios 6:10-17: «Por lo demás, hermanos míos, manténganse firmes en el Señor y en el poder de su fuerza. Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo. La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes! Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes. Por tanto, manténganse firmes y fajados con el cinturón de la verdad, revestidos con la coraza de justicia, y con los pies calzados con la disposición de predicar el evangelio de la paz. Además de todo esto, protéjanse con el escudo de la fe, para que puedan apagar todas las flechas incendiarias del maligno. Cúbranse con el casco de la salvación, y esgriman la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios».
  • Filipenses 2:13: «[No en sus propias fuerzas] porque Dios es el que produce en ustedes [energizando y creando su interior el poder y el deseo] lo mismo el querer como el hacer, por su buena voluntad».
  • Filipenses 4:6-9: «No se preocupen por nada. Que sus peticiones (específicas) sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias, Y que la paz de Dios [sea de ustedes, ese estado tranquilo de un alma confiada en su salvación, a través de Cristo, sin temerle nada a Dios y estar satisfecho con cualquiera que sea su situación terrenal, es decir, tener, esa paz] que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, piensen en ello [y establézcanlo en su mente]. Lo que ustedes aprendieron y recibieron de mí; lo que de mí vieron y oyeron, pónganlo por obra, y el Dios de paz (que no tiene problemas y les de bienestar) estará con ustedes».
  • 2 Timoteo 1:7: «Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio».
  • Hebreos 10:23: «Mantengamos firme y sin fluctuar la esperanza que profesamos, porque fiel es el que prometió».
  • Hebreos 10:35-36: «Por lo tanto, no pierdan la confianza, que lleva consigo una gran recompensa. 36 Lo que ustedes necesitan es tener paciencia; para que, una vez que hayan hecho la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido darnos».
  • Hebreos 11:11: «Por la fe, Sara misma recibió fuerzas para concebir, aunque era estéril, y dio a luz, aun cuando por su edad se le había pasado el tiempo, porque creyó que era fiel quien le había hecho la promesa».
  • Hebreos 13:8: «Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos».
  • Santiago 4:7: «Por lo tanto, sométanse a Dios; opongan resistencia al diablo, y él huirá de ustedes».
  • Santiago 5:14-16: «¿Hay entre ustedes algún enfermo? Que se llame a los ancianos de la iglesia, para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo, y el Señor lo levantará de su lecho. Si acaso ha pecado, sus pecados le serán perdonados. Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es muy poderosa y efectiva».
  • 1 Pedro 2:24: «Él mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados al madero, para que nosotros, muertos ya al pecado, vivamos para la justicia. Por sus heridas fueron ustedes sanados».
  • 1 Juan 3:21-22: «Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios, y recibiremos de él todo lo que le pidamos, porque obedecemos sus mandamientos, y hacemos las cosas que le son agradables».
  • 1 Juan 5:14-15: «Y ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho».
  • 3 Juan 2: «Amado, deseo que seas prosperado en todo, y que tengas salud, a la vez que tu alma prospera».