Sé que la voluntad de Dios para mí es que viva en salud divina. La Palabra de Dios le da vida y salud a mi cuerpo, por tanto, habito en ella. Sé que las enfermedades y las dolencias no provienen de Dios, y que no forman parte de Su plan para mi vida. El diablo es el único que vino a robar, matar y destruir. ¡El plan de Dios para mí es vida en abundancia! ¡Él es bueno y alabo Su nombre!
Jesús sanó con un corazón de compasión, y cuando Él murió por mí, me redimió de la maldición de las enfermedades y dolencias. Él venció al diablo en su propio terreno y recuperó toda la autoridad, y se la entregó a los que creen. ¡Y yo pongo en práctica por fe esa autoridad, cuando declaro el Nombre de Jesús!
Versículos de referencia: Proverbios 4:20-23; Juan 6:63; Juan 10:10; Salmos 136:1; Mateo 15:30-31; Marcos 1:41; Hechos 10:38; Gálatas 3:13; Colosenses 2:15; Juan 14:12-14.